Después de décadas de lucha vecinal y de tira y afloja entre el Gobierno de Canarias, el Ayuntamiento de Santa Cruz, el Cabildo y la Autoridad Portuaria, la playa de Valleseco ve la luz al final del túnel. Las enmiendas introducidas en los presupuestos regionales por Nueva Canarias y la autorización, por parte del Ejecutivo autonómico, del crédito de dos millones de euros que el Gobierno central concedió para estas reformas han puesto las primeras piedras.

El proyecto "Sol y sombra", diseñado por los arquitectos Joaquín Casariego y Elsa Guerra, quienes ganaron en 2005 el concurso de ideas convocado, "puede hacerse realidad entre 2018 y 2021", tal y como afirmó el pasado lunes el alcalde, José Manuel Bermúdez.

El dirigente ha asegurado que llevará al próximo pleno -el viernes 6 de abril- la aprobación del acuerdo y del plan especial de ordenación de la playa. "Cuando tengamos esas dos cosas ya no habrá ningún obstáculo para que se pueda sacar a concurso la obra", ha señalado.

Dicho convenio de financiación estaría valorado en unos 17 millones de euros y sería necesaria su aceptación en todas las administraciones implicadas. Para su puesta en marcha se prevé que el consistorio invierta 5,1 millones de euros, cantidad idéntica a la de la Corporación insular y el Gobierno de Canarias, mientras que la Autoridad Portuaria participará con 1,6 millones de euros.

La iniciativa, que pretende ponerse en marcha tras resolver todas las gestiones administrativas este verano, englobaría más de un kilómetro de litoral entre la Torre de Salvamento Marítimo y los tanques de la BP. Así, se trabajará, principalmente, sobre dos áreas: la desembocadura del barranco y la plataforma de enlace entre el acantilado y el mar.

Asimismo, se incluirían dos zonas diferenciadas de playa: la "de charcos", con más de 10.000 metros cuadrados, y la "de arena". Será en esta primera donde se iniciaría la primera fase de las obras de acondicionamiento, según el último informe ambiental publicado.

En la actualidad, la playa se encuentra abierta el baño, pero con diferentes problemas de accesibilidad. A pesar de ello, y a la espera de la ansiada reforma, la localización en la que un día desembarcó el almirante Nelson recibe a diario a decenas de bañistas que aguardan que la voluntad de las instituciones se convierta, más de veinte años después, en realidad.