Julio Darias (Santa Cruz de Tenerife, 1966) ha encontrado en los arreglos florales una forma para ganarse el sustento. Lo que era su hobbie, hoy es su principal fuentes de ingresos. Atrás quedan sus 25 años como escaparatista de la popular firma Visanta.

Reconoce que lo "engulló" -como dice- Zoila, una palmera que compartió con él la tradicional forma en la que se arreglan los monumentos vegetales de la Isla Bonita, que se adornan con joyas.

Vecino del barrio de El Draguillo, en el Distrito Suroeste, para la presidenta de la asociación vecinal, Maribel, es pieza fundamental y sinónimo de éxito. De las 30 o 40 cruces elaboradas desde que comenzó, ha cosechado cuatro primeros premios y el resto, galardones menores.

Para Julio, es necesario actualizarse y ver cómo evoluciona el diseño y cómo sorprenden los compañeros. Es testigo de cuando la flor se trababa a la tela metálica, luego "se descubrió una esponja que se mojaba: el oasis, y permitía que los arreglos duraran más", explica. El cambio de técnica supuso la renovación del tipo de flores. Del clavel de las primeras cruces se pasó a la rosa, el lillium, los crisantemos, las gerveras, anturios, gladiolos y hasta orquídeas...

El desembarco de la tecnología también se ha dejado sentir en este sector. "Los primeros diseños eran a lápiz; ahora tengo un programa con ordenador que facilita el trabajo y permite mejores resultados. Te facilita jugar con flores, incorporar imágenes antiguas. Mucho más cómodo que pintar a mano", explica Julio mientras hace un alto. Es el autor de tres cruces de flores. La primera que acabó ayer fue un encargo del Mercado Nuestra Señora de África, y en el momento de atender esta entrevista estaba en la Rambla de las Tinajas perfilando los detalles del arreglo que patrocina el Centro Comercial Carrefour Añaza. Y aunque anoche había baile en el corazón de Santa Cruz, él estaba en El Draguillo rematando la cruz de su barrio, que esperaba culminar ya de madrugada. Aunque se confecciona al aire libre, apura el tiempo para mantener el secreto hasta última hora, algo que es posible gracias a su equipo, formado por su esposa, su hermana y su sobrino, Juan Sixto, en quien tiene depositada su confianza para que le tome el relevo.

Una cruz de flores puede costar entre 600 y 800 euros, y son necesarios unos cien ramos de crisantemos, 60 de lilium, 80 de rosas, 60 gladiolos y medio centenar de esterlicias. Eso es lo mínimo para mantener el nivel, admite, pues siempre aspira a estar "arriba". De ese desembolso, el ayuntamiento costea 225 euros que entrega a todos los concursantes (este año son 31). Así, mientras unos bailaban anoche, otros engalanaban la ciudad en su día grande, con el orgullo de mantener la tradición.

"Esculturas florales" de Tenerife II

La Subdelegación del Gobierno en Santa Cruz de Tenerife acoge un año más las cruces de mayo elaboradas por internos del centro penitenciario Tenerife II, bajo la coordinación del Equipo de Tratamiento de la Unidad Terapéutica y Educativa (UTE). En la confección de las dos esculturas florales han participado un total de 27 internos, supervisados por 4 profesionales de la UTE del centro penitenciario./ el día