Una comparecencia y una noticia de cierta importancia y consideración cuando tenemos el verano a la vuelta de la esquina. El Ayuntamiento de Santa Cruz anunció el jueves, en el ámbito de la Comisión de Control, que trabaja en la elaboración de un plan de señalización en donde desaconseja el baño en 30 puntos costeros del municipio en donde los vecinos normalmente acceden al mar para echarse el baño. Es, directamente, una invitación para evitar los puntos tradicionales en donde no se puede garantizar de ninguna de las maneras la seguridad por distintos motivos.

La base de esta medida es que estas zonas no están consideradas como playas y se pone en cuestión la seguridad de los accesos, por lo que los vecinos y visitantes que accedan a estos lugares "lo harán por su cuenta y riesgo", tal y como advirtió el concejal de Medio Ambiente, Carlos Correa, que dejó pequeño el anuncio de que propondrá al Gobierno de Canarias sanciones para los imprudentes en las zonas costeras.

Los motivos para no recomendar el baño es por esa seguridad que no se puede garantizar debido a las condiciones del acceso a la lámina de agua, el estado en el que se encuentran la franja por donde se llega al mar y porque no se puede mantener el servicio de socorrista. Es el caso de playas como La Fajana, Tachero, Roque Bermejo, Igueste de San Andrés, Antequera, El Balayo, Castillo Negro o la playa de Valleseco y sus playas anexas, entre otras, que siempre han estado vinculadas al rinconcito en donde los santacruceros tenían su lugar escondido.

De esta forma, un municipio en donde el mar debería ser el protagonista solo tiene cinco playas consideradas como tales, como son la de Las Teresitas, Benijo, Las Gaviotas, Roque de Las Bodegas y Almáciga. En ellas los servicios existen, hay socorristas, medios de emergencia vitales y unos accesos que garantizan la seguridad de las personas.

¿El resto? "Pues ajo y agua", ironizó uno de los usuarios de la playa del Parque Marítimo y de la de Valleseco. "Nunca hemos tenido el servicio, por lo que no lo echaremos de menos. Lo que sí le digo es que se podrían estirar un poco y arreglar algo. Creo que se vendió un proyecto para adecentar estas playas, pero nada por lo que se ve", dijo uno de los usuarios tradicionales de las playas del norte.

Y en esa línea se expresaron un buen número de usuarios consultados que señalaron que realmente "nos da igual que prohiban el baño en las playitas, porque no tenemos otro espacio, siempre hemos venido a ellos y seguiremos haciéndolo", añadieron otros vecinos que esperaban la guagua para aprovechar la tarde y echarse un chapuzón.

Tanta coincidencia supondrá que cada uno, al final, asume la responsabilidad cuando accedan a una de estos rincones en donde no hay vigilancia, existen problemas orográficos o simplemente el mar no suele estar en condiciones. Al final, Correa tenía razón, "cada uno por su cuenta y riesgo".