Fue un lapsus. Cosas del olvido humano. Sucedió el pasado 25 de julio, durante el acto de presentación de las obras de remodelación de la popular plaza de Los Patos.

Aquella tarde noche, el alcalde de la capital, José Manuel Bermúdez, además de elogiar las tareas de renovación de un elemento tan significado y emblemático del ornato urbano, enumeró una serie de actuaciones imprescindibles para la ciudad: el Palacio de Carta, el antiguo edificio de la Escuela de Artes y Oficios, ubicado en la plaza de Ireneo González, el Templo Masónico, en la calle de San Lucas, el parque de Viera y Clavijo o las casas Siliuto y Mascareño.

Ni una sola mención al edificio Villasegura, conocido como la vieja Escuela de Comercio, que comparte vecindad con la plaza de Los Patos y también con el edificio del ayuntamiento, en el entorno del barrio de Los Hoteles.

A la vista de lo sucedido, acaso la efigie de Imeldo Serís Granier y Blanco, inscrita en el medallón de la fachada, habría esbozado un mohín de cierta desaprobación.

Otro avatar que se suma a la serie de inconveniencias e inconvenientes que ha venido sufriendo este edificio a lo largo de su historia. La más reciente en el tiempo aún está fresca en la memoria y resulta visible. En marzo de este mismo año, el área de Patrimonio municipal adjudicó unas obras de emergencia para asegurar y estabilizar el muro exterior del edificio. Además de esta intervención de urgencia, el concejal Juan José Martínez reconocía que el inmueble demanda una actuación de rehabilitación más amplia y ambiciosa, "una intervención integral de regeneración a corto y medio plazo", dijo entonces.

El 2 de junio de 1907, la enseñanza de las disciplinas de comercio se mudaron desde La Laguna al piso alto del Ayuntamiento de Santa Cruz, y algo más de veinte años después, el 1 de febrero de 1939, la Escuela de Comercio lograba una sede apropiada y a su altura en el edificio Villasegura. Eso sí, en pugna abierta con la Escuela de Náutica y el Archivo Histórico Provincial que ocupaba una parte del local, de por sí poco espacioso.

En 1972, aquella fábrica de contadores, peritos y profesores mercantiles, intendentes y diplomados se integraba en la Universidad de La Laguna con el nombre de Escuela Universitaria de Estudios Empresariales y en 1995 se trasladaba al campus de Guajara.

En noviembre de 2015 se instaló en el edificio la sede de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y también acoge la Academia Canaria de Seguridad Local.

Un testamento vital

Imeldo Serís Granier y Blanco (Santa Cruz de Tenerife, 1848- Madrid, 1904) dejó a la ciudad un generoso testamento material. "Lego cien mil pesetas para que se construya un edificio denominado Instituto Benéfico o de Caridad o de Enseñanza de Imeldo Serís (...) y cincuenta mil pesetas para mobiliario de dicho edificio, que se construirá en Santa Cruz de Tenerife. Es mi voluntad también que en este edificio ondee siempre la bandera española" También donó al Museo Municipal de Bellas Artes diverso mobiliario y documentos. De su testamento vital se puede afirmar que fue la figura más relevante de la vida política de Tenerife de fines del XIX y principios del XX. En su etapa política se construyó la carretera de Candelaria, la que va de El Médano a Granadilla, se restablecieron los Juzgados de La Laguna y La Orotava, se creó el Colegio de Abogados de Santa Cruz y se instaló el tranvía entre la capital y La Laguna. También consiguió la exención de impuestos para el carbón que suministraban los puertos y los aparatos para el funcionamiento de los faros. Por otra parte pidió en el Senado medidas para la defensa de Canarias ante cualquier posible amenaza bélica y paralizó un artículo en el que se proponía el trueque del Archipiélago Canario por el Peñón de Gibraltar a los ingleses.

Bien de Interés Cultural

Se trata de un edificio de planta rectangular, diseñado por Manuel de Cámara y Cruz a principios del siglo XX, con fachada de composición simétrica en tres plantas, con otros tantos paños verticales sobresalientes (el central y los laterales), que reciben un tratamiento estilístico diferenciado. Los tres cuerpos salientes se conectan mediante paños intermedios con estilizados ventanales de medio punto con montante acristalado, alfiz y pilastras separadoras, mientras que en planta baja dominan los huecos escarzanos. El basamento está decorado con listones horizontales, simulando sillares, mientras que los paños laterales son ciegos con esculturas de plano. En el primer nivel los pilastrones que enmarcan la portada son sustituidos por cuatro pilares redondos. La coronación es con cornisa y sobre los laterales dos frontones triangulares con rosetón, incorporados en la fachada del tercer nivel sostenidos por columnas jónicas sobre plintos cajeados. Se le añadió una tercera planta a las dos originales que alteró la composición y armonía de la edificación original. La fachada está decorada con medallones de Imeldo Serís Granier y Blanco, Marqués de Villasegura, Viera y Clavijo, y Bethencourt y Molina, realizados por Eduardo Tarquis. Aparece rodeado de jardines, con semisótano y dos plantas.