La explanada del litoral de Añaza se convirtió ayer en una auténtica fiesta sostenible, una iniciativa que cumple con sus segunda edición con el objetivo de poner en valor la naturaleza y el medio ambiente en este entorno a través de las actividades del Festival Equinoccio.

En este caso, más de 200 vecinos se dieron cita en las canchas, el solarium y el propio embarcadero del enclave para disfrutar de las variedades preparadas por el Distrito Suroeste y colaboradores para mayores y niños.

Y bien que las disfrutaron. Manualidades, experimentos, reciclaje, actividades didácticas (la Fundación Disa dispuso su DisaLab marino), otras deportivas (piragüismo y buceo), musicales y de ocio en general se adueñaron de la superficie de la antigua cancha para estar disponibles para los vecinos que ayer quisieron combinar un extraordinario día de playa con las variedades medioambientales y ecológicas preparadas.

Y entre ellas, las que más éxito tuvo, sin duda, fue la suelta de una tortuga boba realizada en este caso por el alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez, y la concejal de Fiestas Gladis de León, que de forma inesperada estuvo presente después de llegar horas antes de China para promocionar el Carnaval chicharrero.

Con las explicaciones del presidente de la Fundación Neotrópico, Jaime de Urioste de fondo, fueron el regidor y la edil los encargados de bajar el embarcadero y dejar en el mar la tortuga que recuperó el Centro Medioambiental de La Tahonilla ante la atenta mirada de los más de 200 vecinos que se dieron cita allí.

Precisamente, los usuarios del litoral pudieron conocer el proyecto de regeneración de la zona a través de los paneles dispuestos por el ayuntamiento, espacio en donde hasta el alcalde dio explicaciones.