"La violencia, el odio y el desaliento son también formas de pobreza que hay que combatir y tal vez las más terribles. No deben imponerse", declaró el Sumo Pontífice en el Vaticano con ocasión del Año Nuevo, celebrado en la Iglesia católica como el Día Mundial de la Paz.

Benedicto XVI declaró que desea dialogar con los responsables de las naciones y de los organismos internacionales y "ofrecer la contribución de la Iglesia Católica para la promoción de un nuevo orden mundial digno del hombre".

El Pontífice hizo esta afirmación tras presidir la misa del primero de año en la Jornada Mundial de la Paz y poco antes del rezo del Ángelus ante miles de peregrinos y turistas que se concentraron a pesar del frío en la plaza de San Pedro, donde se erige un belén de dimensiones reales y enorme abeto junto al obelisco.

El Papa, que ha elegido el lema "Combatir la pobreza, construir la paz" para la Jornada de la Paz, dijo que su primer objetivo para el nuevo año es invitar a todos, "gobernantes y simples ciudadanos", a no desanimarse frente a las dificultades y los fracasos y a renovar sus compromisos.

"La segunda parte de 2008 ha hecho emerger una crisis económica de vastas proporciones. Tal crisis debe ser examinada en profundidad, como un síntoma grave que requiere intervenir sobre las causas", refirió.

Para el Papa no bastan parches, se debe poner a los pobres en el primer lugar y ello significa pasar decisivamente a la solidaridad global "que ya Juan Pablo II había indicado como necesaria, concertando la potencialidad del mercado con la de la sociedad civil en el constante respeto de la legalidad y tendiendo siempre al bien común".

Benedicto XVI agregó que Jesucristo, "Príncipe de la Paz", no ha organizado una campaña contra la pobreza, pero ha anunciado a los pobres el Evangelio para un rescate integral de la miseria moral y material de la misma.

Tras el rezo del Ángelus, el Papa se dirigió a los fieles en lengua italiana, francesa, alemana, española y polaca y les deseó Feliz Año. El Papa pidió "poner a los pobres en primer lugar" a la hora de hacer frente a la actual crisis financiera que ha emergido con ocasión del primer día del nuevo año.

Según el Romano Pontífice, "hay que leer la crisis en profundidad, como un síntoma grave que requiere intervenir en las causas" que han conducido a esta situación. "Poner a los pobres en primer lugar significa pasar decididamente a esa solidaridad global que el Papa Juan Pablo II ya había indicado como necesaria para concertar las potencialidades del mercado con las de la sociedad civil".

Evangelización

Benedicto XVI también destacó que "Jesucristo no organizó campañas contra la pobreza sino que anunció a los pobres el Evangelio para lograr un rescate integral de la miseria moral y material".

Ante esta situación, el Papa renovó su llamamiento a todos para que "no se desanimen frente a las dificultades y fracasos y renueven su compromiso" en favor de "un orden mundial digno del hombre". Ésta fue la segunda ocasión del día en que el Papa hizo alusión a la crisis económica. La primera había tenido lugar poco antes, durante la homilía de la Misa que presidió a las 10:00 horas de ayer en el interior de la Basílica de San Pedro con ocasión de la festividad de la Madre de Dios.

La coyuntura económica internacional centró gran parte de su discurso, durante el que propuso "una revisión profunda del modelo de desarrollo dominante" para que el mundo redescubra y aplique los valores de la "sobriedad y la solidaridad".