La escarlatina, enfermedad que causó la muerte de miles de personas en el siglo XIX, está volviendo, advierten las autoridades sanitarias del Reino Unido.

Cerca de 3.000 casos se registraron el año pasado en Inglaterra y Gales, la cifra más alta en diez años, y se teme que esté aumentando además su virulencia.

La Agencia de Protección Sanitaria ha lanzado un programa de vigilancia extrema para hacer un seguimiento de las infecciones y se ha advertido del peligro a microbiólogos y a las autoridades sanitarias regionales.

La escarlatina se debe a una bacteria, un estreptococo del grupo A, y los síntomas incluyen dolor de garganta, fiebre e hinchazón de las glándulas.

La mayoría de los casos se tratan con antibióticos y en algunos casos extremos puede degenerar en neumonía, abscesos en la garganta, sinusitis y aun meningitis.

En los casos más graves, la bacteria puede dar lugar a septicemias y al llamado síndrome del shock tóxico.

En el siglo XIX y comienzos del XX hubo graves epidemias de la también llamada fiebre escarlata. Casi un 5 por ciento de los infectados en 1914 murieron a consecuencia de la enfermedad.

Durante la última década, el número de casos en Inglaterra y Gales osciló entre 1.600 y 2.500, pero el año pasado ésos ascendieron a 2.913.

La experta Theresa Lamagni, de la Agencia de Protección de la Salud, señala en la publicación "Eurosurveillance" que es posible que la proliferación de casos de gripe este invierno esté aumentando el ritmo de transmisión (de la escarlatina) y haciendo más vulnerables a las personas atacadas por el virus de la gripe.