Cada año, el tabaco mata a más de 5 millones de personas, de los que 55.000 corresponden a España y 5.000 son fumadores pasivos. En Canarias, la cifra estimada de fallecidos es de 2.200 al año, de los que 200 son pasivos.

Cada vez que un fumador enciende un nuevo cigarrillo está más cerca de convertirse en parte de esa cifra, pero esta amenaza no es suficiente para disuadirlos, muchas veces por falta de motivación, pero en otras porque no encuentran quién los ayude.

Mañana comienza la X Semana sin Humo en los centros de salud, promovida por la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria.

María Teresa Marco, responsable del grupo de Tabaco de la Sociedad Canaria de Medicina Familiar y Comunitaria, recuerda que cualquier fumador que se pase esta semana por un centro de salud obtendrá toda la información necesaria para dejar de fumar. "Habrá folletos, se pondrán mesas para informar y se harán actividades". El que desee podrá utilizar los "medidores de monóxido de carbono" con los que comprobará "la cantidad de carbono en aire exhalado que tiene en los pulmones".

Marco reconoce que "a todo fumador que va a un centro de salud se le debería orientar sobre tratamientos" a seguir para dejar de fumar. El problema es que estos enfermos "tienen que estar motivados". La doctora explica que a cualquier otro paciente, esté o no motivado, los fármacos le hacen efecto, pero el fumador es un paciente especial.

Entre los que dan el paso y piden ayuda en consulta "entre un 5 y un 8% deja de fumar". Si el médico de cabecera le trata "con fármacos" y le realiza "un seguimiento" deja de fumar entre "un 20 y un 25%".

Los medicamentos específicos para dejar de fumar no están cubiertos por la Seguridad Social y son especialmente caros, "aunque no tanto como fumar", recuerda Marco. No obstante, el SocamFYC reivindica que la Sanidad pública pague una parte de estos fármacos, como a cualquier otro enfermo.

Esta médica de Primaria reconoce que puede ser complicado hacer una actuación completa y un seguimiento pormenorizado del proceso con la presión asistencial normal, pero recuerda que hay que tratar al fumador como un enfermo más, y dedicarle, como tal, el tiempo que precise. "De todos los que ahora fuman, si lo siguen haciendo, la mitad va a morir a causa del tabaco", añade.

Y el problema, en realidad, no es ése. Ni siquiera las enfermedades que ocasiona (cáncer, enfermedad cardiovascular y enfermedad pulmonar obstructiva crónica). Lo peor sobrepasa la esfera de lo individual, constituyendo "problemas sociales importantes". Éstos son los que pueden provocar que un padre de familia muera joven a causa de la nicotina y deje hijos y una situación económica familiar complicada.

La doctora también ofrece un mensaje de esperanza a todos aquellos que dejaron de fumar y, después, recayeron. "Las recaídas son parte del proceso", recuerda. Lo que el fumador debe pensar es que "la próxima vez tiene más posibilidades de conseguirlo", que ha hecho "un avance".

María Teresa Marco afirma que si se deja la adicción a la nicotina "antes de los 35 años" "la esperanza de vida es igual que si no hubiera fumado". Por contra, los estudios dicen que "la disminución de la esperanza de vida" llega "hasta los 16 años" para los que siguen enganchados al cigarro.

Esta año, la Semana sin Humo lleva por lema "Sin humo la vida sabe mejor" y pretende hacer hincapié en los fumadores involuntarios o pasivos.

En los hogares donde se fuma, "aumentan mucho las enfermedades respiratorias" en los niños y este mal ambiente está "directamente relacionado con la muerte súbita del lactante".

En Canarias fuma el 32% de la población (37% de los varones y 26%, de las mujeres). Es el momento adecuado para que alguno de ellos apague el cigarrillo y cambie su vida.