Un grupo de corresponsales en Jerusalén, Manila e Iberoamérica ha denunciado hoy la censura, la inseguridad de algunas zonas del mundo y los peligros de la inmediatez de las nuevas tecnologías en el panorama periodístico actual.

Los finalistas del XXV Premio de Periodismo Cirilo Rodríguez se han reunido esta mañana en el marco de las II Jornadas "Periodismo en lo global", con el objetivo de analizar la situación actual del periodismo y de los corresponsales.

El corresponsal de Televisión Española en Jerusalén, Óscar Mijallo, ha destacado el "sistema de presión y censura encubierta".

"No te dejan tener un cámara que no sea israelí y dicen que es por razones de trabajo, pero sabemos que no es así", ha declarado.

Mijallo también ha denunciado la inseguridad a la que se someten los corresponsales en muchas ocasiones, ya que "tenemos que grabar escondidos como conejos y el traductor no nos garantiza que estemos a salvo".

El delegado de la Agencia EFE en Manila, Miguel Frau Rovira, ha reconocido que "el caos de las ciudades asiáticas es atractivo" y ha señalado que cada vez que regresa a España lo que más le llama la atención es "que hay aceras y que es un país sin olores".

Rovira ha criticado la falta de interés por algunos temas que cubren los corresponsales, ya que "sólo interesa la información de los conflictos, pero no lo que ocurre en el día a día en el sureste asiático".

Por su parte, el corresponsal de La Vanguardia en América Latina, Joaquim Ibarz, ha recordado su llegada a México en 1982, "cuando se desencadenó la crisis de la deuda".

"Regreso ahora a España, cuando en México, además de la gripe, hay una importante crisis económica", ha afirmado.

Ibarz ha mencionado que en su caso su "ideología izquierdista" le ha llevado a estar en contradicción con algunos regímenes y a ser "incómodo" para varios gobiernos.

Los tres corresponsales han manifestado que después de varios años "se llega a querer la ciudad que les acoge".

En cuanto al futuro de la profesión, Mijallo ha mostrado su preocupación de que Internet pueda servir como un elemento de "censura".

"La profesión tiene un buen futuro siempre que nosotros pongamos cota a los problemas de Internet, que muchas veces reducen al mínimo la calidad del trabajo y no ofrecen garantías con respecto a quien hace esa labor", ha manifestado.

Rovira ha explicado que lo que más le preocupa es "la inmediatez" y el hecho de que los medios en ocasiones se pongan en contacto con personas que no son periodistas.

"Se devora minuto a minuto la información. Los abonados nos exigen cosas nuevas continuamente y la información a veces carece de contenido, porque no tenemos tiempo de contrastar", ha precisado.