Una flor por cada mujer asesinada por violencia machista y unas velas formando un gran lazo y un grito de protesta ("¡Basta de agresiones!") son la triste, pero tenaz, rutina que repiten el tercer lunes de cada mes en la plaza de Sant Jaume de Barcelona, desde hace tres años, las voluntarias de la Plataforma Unitaria contra la Violencia de Género.

"Haga sol o llueva estaremos aquí", asegura la coordinadora de la entidad, Montserrat Vilà, que detalla que en 2009 ya han tenido que colocar 25 flores, una por cada mujer asesinada por maltrato en España; el año pasado la cifra se elevó a 82 en todo el Estado, 11 de ellas en Cataluña.

Sin embargo, estos datos sólo son "la punta del iceberg", como lo demuestran las 120 denuncias interpuestas el año pasado y el hecho de que en el primer semestre de 2009 los casos detectados por los médicos han aumentado un 45%. "Además, están todas esas mujeres que no denuncian, ya sea por miedo, desconfianza o porque no se identifican a sí mismas como víctimas de maltrato", lamenta Vilà.

"Cuesta estar cada lunes, cada mes -explica la coordinadora-, pero ya hace tres años que lo hacemos y lo estamos consiguiendo. Cuesta porque no tenemos un aparato para difundir nuestro mensaje y todas somos voluntarias".

El pasado día 18 de mayo, cinco voluntarias de la entidad volvieron a alzar su voz por quinta vez en este año, junto a unas 60 personas, frente al Ayuntamiento de Barcelona y al Palau de la Generalitat.

"Nunca han venido demasiados políticos, pese a estar delante. No acostumbran a acercarse demasiado", afirma Vilà, que no obstante agradece los pequeños gestos: "A veces ha venido la concejal de la Mujer del Ayuntamiento, Elsa Blasco, y nos dejan el punto de luz para nuestras concentraciones. De alguna manera, nos sentimos apoyadas".

La plataforma, que agrupa a 84 entidades y recibe una subvención municipal, pretende "romper el silencio" e impulsar una "tolerancia cero" contra los maltratos, así como cambiar las relaciones entre hombres y mujeres, en cualquier franja de edad, para lo que el trabajo con adolescentes en institutos resulta clave.

Pero lo "peor" es la "trivialización" de un problema que la sociedad "asume como normal" y provoca que determinadas personas "no tengan límites", no sólo en lo que se refiere a las muertes, sino también al maltrato psicológico o físico.

El hombre maltratador, según Vilà, asume que está haciendo "un bien" y debe "educar" a su pareja, un "tutelaje" que en realidad es una agresión, con hematomas físicos y psicológicos.

"Se debe concienciar a toda la sociedad, porque las mujeres también están educadas en esos roles", critica, y recuerda que, pese a los grandes avances en la sensibilización de este problema, aún queda mucho recorrido.

Y ante todo, batallar. "Toda esta estructura de poder no la cambiaremos ni con leyes, ni prohibiciones ni normativas. Es un problema contra el que deberemos seguir batallando y hablando con mucha gente, tanto hombres como mujeres", advierte.

En su última concentración, pese a romper el silencio de las víctimas con la lectura de un manifiesto y algunos gritos de protesta, un minuto de silencio cerró la lectura de una poesía en recuerdo de las mujeres asesinadas ese mes.

Entre los versos escritos por Ximena Colom, uno destacó de forma especial: "Ve cerrando la puerta al pasado, al dolor y a la muerte: hazte fuerte. Y cogiendo la insensible oscuridad, recuerda en todo momento que quien te dijo no puedes, lo dijo porque podías".