Cada comunidad realizará inspecciones a las compañías aéreas que más operan en su territorio, según el acuerdo al que llegaron con el Ministerio de Sanidad y Política Social, y del que informó ayer este departamento.

En total está previsto que las autoridades responsables del área de Consumo de las comunidades autónomas controlen a 15 compañías nacionales de transporte aéreo, 35 comunitarias y una de terceros países.

Para la realización de la campaña las autoridades responsables de Consumo comprobarán el cumplimiento de la normativa de protección al usuario tanto en las empresas como en sus páginas web.

Entre otras cosas, verificarán que el precio de los vuelos figura de forma clara y exacta en la página y que éste corresponde al coste final a pagar por el consumidor, incluidos impuestos, recargos, suplementos, descuentos o derechos que sean obligatorios, además de precisar si existe alguna vía de pago sin recargo.

Canarias se hará cargo de inspeccionar a Binter, Islas Airways y Naysa.

El cambio de Spanair

Respecto a Spanair, esta compañía aérea hoy tiene muy poco que ver con la que hace un año sufrió en Barajas un accidente que causó 154 muertos, pues cambió de accionistas de referencia, de presidente, de sede y de planes estratégicos.

Cuando se produjo el siniestro, el 20 de agosto de 2008, el accionista mayoritario de Spanair, SAS, llevaba meses intentando vender su filial española, que era deficitaria, e Iberia llegó a estar estudiando seriamente la operación.

Finalmente Iberia desestimó adquirir Spanair y SAS, cuando se produjo el siniestro, no había encontrado ningún comprador en un sector que en toda Europa estaba en una situación financiera delicada.

La venta se produjo el 30 de enero pasado, cuando la nueva sociedad Iniciatives Empresarials Aeronàutiques (IEASA), participada por instituciones y empresarios catalanes, adquirió al grupo SAS el 80,1% de Spanair, con destacada presencia en los aeropuertos de Madrid, Barcelona y Palma de Mallorca.

Tras esta compra se nombró presidente a Ferran Soriano y se puso en marcha un plan estratégico que pasa por el traslado de la sede a Barcelona y reforzar El Prat y la nueva terminal T-1 como centro de operaciones de la compañía.

El primer vuelo que salió de la T-1 rumbo a Madrid el pasado 17 de junio estaba operado por Spanair.