Los marroquíes se despiden estos días de las discotecas, del té a la menta de media mañana, de jugar al fútbol en la playa e incluso de sus vacaciones, porque el período estival termina abruptamente este año con la temprana llegada del Ramadán.

Este mes de ayuno para los musulmanes no sólo es sinónimo de hambre, expiación y rezos, sino también de alteración de la actividad en el país y, en esta ocasión, se funde además con el final del verano, pese a que las temperaturas digan lo contrario.

Dado que el año musulmán se rige por el calendario lunar, el Ramadán nunca se celebra en la misma fecha del calendario gregoriano, ni comienza a la vez en todos los países.

En Marruecos empezará hoy o mañana, todavía está por determinar, y hace semanas que todo el mundo se prepara para estos días atípicos, pero tan habituales desde hace siglos.

Los jóvenes remataban este fin de semana sus salidas nocturnas en bares y discotecas, y algunos ingerían las últimas gotas de alcohol, mientras que los propios locales anunciaban a bombo y platillo fiestas especiales por el cierre de la temporada.

También para sus propietarios empieza un mes de recogimiento, y, en muchos casos, de reformas pendientes.

Se acabaron las interminables jornadas de playa, imposibles por la sed, y los paseos en traje de baño, una vestimenta poco conveniente durante el mes sagrado.

"Está mal visto que las chicas vayan en bikini o ropa de baño en Ramadán, incluso muchas de ellas se cubren con el velo sólo durante este tiempo", señaló Naufal Abahar, filólogo de 28 años.

Si las playas están vacías, las calles están prácticamente desiertas durante las horas de luz y tras la puesta del sol entrarán en ebullición para acoger el ambiente festivo hasta altas horas de la madrugada.

Porque, aunque las restricciones parecen infinitas, para los musulmanes practicantes éstos no son días de penurias, sino días difíciles pero de celebración.

Bendecidos por Dios

"Es un mes en el que la gente se felicita porque está bendecido por Dios; un mes en el que todas nuestras acciones son estudiadas al detalle y hay que ser lo más correcto posible y estar por encima de las cosas mundanas", explicó Naufal.

Pero cuando la fecha se acerca, la realidad es que se multiplican los anuncios y las ofertas especiales para hacer más llevadero este período de ayuno, y hasta lo mundano se acerca a lo espiritual.

Una importante compañía de telefonía móvil propone la descarga de una aplicación que incluye el Corán y los horarios de los rezos, mientras que las televisiones diseñan una nueva parrilla de programación para satisfacer los gustos de toda la familia y acomodarse a los horarios del ayuno.

Incluso algunos establecimientos de restauración reorientan su estrategia comercial y se centran en aquellos que quedan en un segundo plano durante el Ramadán, los extranjeros.

El restaurante Typotes, en Rabat, solía cerrar durante todo el Ramadán para dar descanso a sus empleados, pero este año permanecerá abierto dos semanas más, indicó una de sus socias, la francesa Delphine Delpeuch.

Este mes tienen prohibida la venta de alcohol, pero seguirán funcionando para facilitar la situación a los forasteros, que intentan seguir con sus vidas rutinarias en un entorno complicado.

El objetivo es ofrecer servicios alternativos para salvar las cuentas de un período que resulta desastroso para muchos negocios, tanto por el cambio de las costumbres, como por la drástica reducción de la actividad en todo el país.