Con motivo de las Jornadas sobre Prensa y Justicia organizadas por el Consejo General del Poder Judicial que se celebran mañana en la Universidad de La Laguna, el juez Fernando Grande Marlaska se pronuncia a favor de que los medios de comunicación actúen como tales e informen a la sociedad de las novedades de los procedimientos judiciales que pueden ser importantes para la opinión pública. En este sentido se muestra tremendamente crítico con que los secretos sumariales se apliquen a casi todos los procedimientos, pues opina que ello incide negativamente en el derecho a la defensa de los imputados y aboga por que se permita prohibir la difusión de determinados fallos judiciales.

Usted va a participar mañana en una mesa redonda para hablar sobre los límites de la información judicial. ¿Cuáles cree que son esos límites?

Hay límites sociales y jurídicos. Desde el punto de vista de nuestra legislación, el procedimiento es secreto para las personas que no sean parte de la causa, pero eso no se debe confundir con este secreto de primer grado con un secreto reforzado, que es cuando se declaran secretas las actuaciones a las que ni siquiera tienen acceso las partes personadas, sólo el juez y el fiscal. Sociológicamente hay un interés de informar y de que la sociedad tome conocimiento de las actuaciones judiciales importantes. Creo que habría que reformar la regulación del secreto sumarial porque hay pocas causas que, en fase de actuación, no puedan ser conocidas por la opinión pública, pero sí hay otras en las que debe respetarse el secreto, por eso opino que debería establecerse única y exclusivamente para hechos muy concretos que sean de extremada gravedad y que incluso hubiera resoluciones judiciales prohibiendo cualquier comunicación sobre esos hechos, algo que ahora no existe.

Entonces, ¿cómo valora el hecho de que existan secretos sumariales que duran años?

Es algo irrazonable e ineficaz. Es una limitación al derecho de defensa y, como tal, tiene que ser proporcionado y nunca dilatarse.

¿Por qué periodísticamente no resulta complicado acceder a documentos judiciales incluso antes que las partes?

Creo en la mayor parte de los casos no puede ser por que salgan de los juzgados, sino de los profesionales del derecho, porque eso me causaría mucho estupor. También es verdad que alguna acción puede ser secreta, pero luego el propio juez alza parcialmente ese decreto y lo comunica, sobre todo cuando envía a alguien a prisión y quiere que se conozca la causa.

Usted se ha hecho cargo de casos tan mediáticos como el del Yak-42, el de AirMadrid y otros relacionados con ETA. ¿Cómo ha vivido los juicios paralelos?

Yo no llamo juicio paralelo a informar y opinar sobre un asunto judicial, eso es cumplir la función que le corresponde a los medios de comunicación que tienen que crear una opinión pública y servir de control de poder judicial. Para mí un juicio paralelo es cuando hay una composición de un procedimiento fuera del cauce legal establecido, que son los juzgados. Me refiero a cuando se montan procedimientos en la prensa y se dice quién debería ser imputado, quién debe ir a prisión y quién debe ser absuelto.

¿Cómo cree que sería una relación óptima entre periodismo y la justicia?

Pues teniendo muy presente unos y otros cuál es la realidad de cada uno y la del otro. Simplemente así.

Pero eso es complejo porque el ámbito judicial es muy cerrado...

Bueno, creo que nosotros nos tenemos que abrir más y comunicar nuestro trabajo sin miedo a la luz y los taquígrafos. Yo soy el primero en ese sentido, por eso propugno que haya una reforma del secreto y se restrinja a los casos en los que se tenga que preservar el secreto de las actuaciones, pero que en esos casos los jueces tengamos instrumentos precisos para que no pueda divulgarse nada. En este sentido, la configuración de procedimientos al margen del cauce legal, es decir, esos juicios paralelos, para mí eso ya no entra en lo que entiendo el ejercicio del periodismo constitucionalmente tutelado, porque eso ya obedece a otras cosas, como al hecho de que los medios de comunicación también son empresas y puede haber intereses muy difusos.

Pero no existe ningún control

Ya, pero tendrá que haber algún tipo de deontología profesional o de autorregulación o algo por el estilo. Desde luego no voy a ser yo quien diga que hay que regular la actuación de los periodistas, porque eso parecería censura y eso no me gusta, pero sí creo que tanto unos como otros deberíamos hacer autocrítica de igual manera. Sobre todo nosotros, en el sentido de no ampararnos en nuestro poder para no comunicar o impedir el control social que se realiza a través de los medios de comunicación.