El Papa Benedicto XVI autorizó en la década de los años 80, cuando era arzobispo de Múnich y Freising (Alemania), que un cura con antecedentes de pederastia y que había sido expulsado por eso del obispado de la ciudad de Essen, hiciera labor pastoral en la capital bávara.

El portavoz del Arzobispado de Múnich confirmó en declaraciones a la edición digital del diario "Süddeutsche Zeitung", que en los años 80 se cometieron "graves errores" y que el traslado del cura pedófilo se hizo "con la autorización del entonces arzobispo (Ratzinger)". El sacerdote, que aún sigue en activo en la Alta Baviera, volvió a reincidir en Múnich, según confirmó el arzobispado.

En 1986, el sacerdote en cuestión fue condenado a 18 meses de cárcel bajo libertad condicional y al pago de una multa de 4.000 marcos (2.00 euros) por haber reincidido en los abusos sexuales.

No obstante, fuentes del Vaticano precisaron ayer que Ratzinger es totalmente ajeno al caso, del que ha asumido la "plena responsabilidad de lo ocurrido" el ex vicario, Gerhard Gruber.