Santiago Agrelo, arzobispo de Tánger (Marruecos) desde el año 2007, ha estado en Tenerife predicando las charlas cuaresmales en la iglesia de El Pilar (Santa Cruz).

En su opinión, "la sociedad española ha tenido muy mala formación cristiana y eso se manifiesta en que ahora, le soplas a un cristiano y se te cae, debido a que la mayoría de los ciudadanos tienen una formación cristiana superficial".

Para Agrelo, "durante más de mil años hemos estado escuchando la Biblia en la iglesia en una lengua que no entendíamos y eso es una aberración". Añadió que, "tal vez seamos la única religión en la que puedes afirmar ser cristiano y no conocer la Biblia".

El arzobispo detecta que se ha mantenido "una religiosidad ritual, en la superficie, sin raíces y cuando desaparece el apoyo sociológico, sólo se mantienen las personas que se han fundamentado".

El "preguntoiro".- El franciscano gallego manifestó que, aunque los poderes civiles intenten que la gente no se haga preguntas, o que las verdades estén más o menos tapadas, el "preguntoiro" (la conciencia) "lo llevamos todos dentro y eso es una fuente de esperanza de cara al futuro".

Todos son extranjeros.- Agrelo lleva tres años en Tánger, ciudad africana que siempre ha tenido obispos franciscanos, de la provincia de Santiago. Detalló que todos los católicos que viven en Marruecos son extranjeros. "Nosotros somos marroquíes para la vida civil y para la vida religiosa practicamos como católicos. No se puede ser cristiano y marroquí". Esa minoría católica realiza obras de caridad asistenciales.

"En mi diócesis hay ocho sacerdotes, que atienden todo el Norte de Marruecos, desde Alcazarquivir (a 30 kilómetros de Larache) hasta Nador". Las siete parroquias son de lengua española (Nador, Alhucemas, Tetuán, Mdiq, Asilah, Larache y la catedral de Tánger).

Pero, manifestó que en todo este territorio, "la presencia de fieles es pequeña, unos 2.500, entre los que se encuentran unas cien religiosas, que son el rostro de la Iglesia. Ellas hacen milagros todos los días y sacan de la nada muchísimas posibilidades de servicio a los pobres".

Los católicos de Marruecos cubren necesidades sociales o educativas y también prestan asistencia médica a los subsaharianos que están de paso a Europa.

Ser minoría es saludable.- Según indicó el profesor de Liturgia, "ser una minoría nos es saludable y nos ayuda a ser más respetuosos". Para el franciscano, "partir de posiciones de humildad siempre ha hecho bien a las comunidades eclesiales y es un bien el no sentirnos los primeros de la clase", dijo, porque "uno que se cree alguien se acomoda y no baja a los caminos donde se mueve la gente que no cuenta, mientras que, para la Iglesia, es importante moverse en las fronteras, donde están los que no pueden nada, porque, si allí no encuentran al lado a un creyente, nadie les ayudará".

¿Debilidad de la Iglesia?.- Siguiendo con la misma idea, Agrelo afirmó que no le dan miedo las posiciones de debilidad de la Iglesia, "al contrario, hay árboles que necesitan un ambiente duro para crecer".

El pobre es rico.- Según el franciscano, "vivir pobremente nos hace ricos en poco tiempo". Su orden predica la pobreza con la vida y con el ejemplo y asegura que el que no se busca necesidades y lleva una vida austera, se encuentra con que en poco tiempo puede acumular dinero. Aconseja lo que predica su orden: dar todo y deshacerse de las cosas.

Los jóvenes de El Pilar.- Los jóvenes de la parroquia de El Pilar (Santa Cruz) van todos los años a Tanger, al Hogar Lerchundi (franciscano fundador de la misión de Marruecos), para ayudar a mantener ese edificio, gestionado por los claretianos. Indicó que en las vacaciones de los pasados carnavales, este grupo de jóvenes tinerfeños se encargó de pintar la casa, aunque, la principal tarea para todos fue ayudar a los Hermanos de la Cruz Blanca, que tienen un centro de acogida para minusválidos profundos, todos marroquíes. Asimismo, estos jóvenes estuvieron en las obras asistenciales de las misioneras de la Caridad, las Hermanas de la Madre Teresa de Calcuta.

Toda la vida enseñando.- Santiago Agrelo es Licenciado en Teología por la Universidad de Salamanca y se doctoró en el Ateneo Anselniano de Roma, donde se especializó en Liturgia.

Ha dedicado la mayoría de su vida a ser profesor, aunque también recuerda con cariño que fue párroco de Astorga, donde "tuve un contacto muy hermoso con el mundo rural".