En España hay entre 120.000 y 150.000 afectados por la enfermedad de Párkinson, aunque se cree que la cifra podría ampliarse entre un 30 y un 40 por ciento más por los casos no controlados o mal diagnosticados. También se sabe que, al menos, el 25 por ciento de los pacientes que padecen la enfermedad es menor de 60 años, de los cuales, posiblemente, entre un 2 y un 5 por ciento aún no ha cumplido los 40 años, según el doctor Juan Carlos Martínez Castrillo, coordinador del Grupo Español de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

Aunque, normalmente el síntoma más conocido son los temblores, el especialista en Trastornos del Movimiento del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, advierte de que existen otras manifestaciones de la enfermedad que son incluso más incómodas como son la torpeza, la lentitud (bradicinesia) o la pérdida de equilibrio, que incapacitan al paciente para realizar tareas cotidianas haciéndole sentirse torpe y dependiente.

"Al principio de la enfermedad el diagnóstico es difícil y pueden pasar hasta tres años hasta que se diagnóstica. Ese tiempo perdido puede ser importante para que el tratamiento te dé mejor calidad de vida", explica el doctor. El primer síntoma suele ser la aparición de temblor en las manos y, siempre, en reposo. Además, la persona afectada suele demostrar cierta torpeza al andar y rigidez muscular, que incluso puede producir dolor articular.

El primer diagnóstico de la enfermedad es clínico. Por tanto, la exploración del especialista es esencial, de ahí que Castrillo recuerde la importancia de acudir a un neurólogo en caso de pensar que se padece párkinson. "Existe un alto porcentaje de pacientes jóvenes en los que la enfermedad debuta precisamente por el dolor articular. El problema es que en estos casos pueden pasar muchos meses desde que comienza un dolor en un hombro hasta que se diagnostica la enfermedad", apunta.

La enfermedad de Párkinson, de la que hoy se celebra su Día Internacional, es una afección neurodegenerativa discapacitante de origen desconocido en el 75 por ciento de los casos, y por causas genéticas hasta en un 5 por ciento de los pacientes tratados. En el porcentaje restante las causas podrían ser variadas, aunque las más estudiadas son los factores ambientales, fundamentalmente la exposición a tóxicos.

Así, se conoce que hay un mayor número de enfermos en las poblaciones rurales que en las grandes ciudades, posiblemente debido a los pesticidas. Además, existe un porcentaje producido por medicamentos, sobre todo los neuroeléctricos, que producen parkinsonismo farmacológico que "retirando el fármaco desaparece".

En cuanto a los tratamientos, "se trata de la única enfermedad neurológica en la que podemos aportar a los pacientes una buena calidad de vida, al menos durante 10 ó 15 años".

La "luna de miel"

No obstante, "estos deben ser aplicados de una manera muy juiciosa, porque dependiendo del tipo de tratamiento que puedas hacer se podría modificar la evolución de la enfermedad". Sobre todo hay que tener especial cuidado en los pacientes de menos de 50 años.

Los tratamientos actuales mejoran los síntomas causados por la degeneración de la vía dopaminérgica, causante de la enfermedad; sin embargo, cuando los síntomas ya no son dopaminérgicos (sobre los 15 años), dejan de responder a los tratamientos. Durante los cinco primeros años de la enfermedad el paciente pasa por el periodo "luna de miel", ya que los fármacos que se le administran consiguen anular la totalidad de los síntomas. Lamentablemente, se trata de una enfermedad degenerativa que puede provocar pérdida de reflejos posturales y demencia.

Actualmente, la medicación se puede suministrar, en lugar de por vía oral, de forma subcutánea e incluso a través del duodeno. En los casos más acusados, "cuando el tratamiento por vía oral se ha agotado por completo", se aplica la estimulación cerebral profunda, que consiste en implantar un electrodo en un núcleo cerebral que consigue una mejora importante del temblor y de la bradicinesia. Aunque este tratamiento se desaconseja en mayores de 70 años por los riesgos derivados de la intervención.

El tratamiento de la enfermedad de Párkinson no se limita a la medicación. Es necesario un apoyo psicológico, fisioterapéutico y social. "Recomendamos, aparte de los fármacos, hacer un ejercicio físico apropiado para el paciente, aunque el mejor suele ser caminar; además es importante acudir a un grupo de ayuda, ya que el enfermo tiene una sensación de soledad enorme", añadió.

En cuanto al futuro, actualmente existe un gran número de investigadores que están estudiando la enfermedad. Así, se está trabajando en modelos experimentales en animales para poder aplicar nuevos tratamientos y técnicas. Además, se está trabajando activamente con tratamientos con células madres, aunque "en los últimos años no ha habido avances importantes".

Felipe Fernández o la humildad del enfermo

El obispo emérito de Tenerife Felipe Fernández lleva unos meses viviendo en la Casa de Acogida Madre del Redentor en El Sauzal, informa Dori Merino. Se trasladó a la Isla desde Astorga atendiendo la llamada del actual obispo tinerfeño, Bernardo Álvarez, que le ofreció esta posibilidad en varias ocasiones, como manifestó Fernández a este periódico. El prelado emérito aseguró que se encuentra feliz en la Isla, a la que denominó "mi" diócesis. "Aquí tengo el cuidado que me brinda mi Diócesis de Tenerife", indicó con cariño, "aunque también ayuda el clima", precisó. Felipe Fernández padece la enfermedad de Párkinson y acusa las deficiencias de esta dolencia. Por ejemplo, tiene dificultades para hablar, aunque las hermanas que le atienden logran entenderle perfectamente. Fernández aconseja que las personas con su enfermedad acudan a las entidades específicas, como hizo él en Astorga, ciudad en la que vivía anteriormente, donde la presidenta de la entidad, Electra Cambra, mantenía muy viva esa asociación. Felipe Fernández también se ha incorporado en Tenerife también a la Asociación del Párkinson, situada en El Cardonal, que hoy, a las 17:00 horas, tiene previsto un acto para nombrar a Felipe Fernández socio de honor. Posteriormente, se celebrará la Eucaristía en la parroquia Santa María Madre de Jesús. También está prevista la actuación musical de la Agrupación Folklórica Tacoremi. Fernández aseguró que la fe ayuda mucho a los enfermos "para armarse de paciencia y de humildad" a la hora de soportar los contratiempos y las dificultades de cualquier enfermedad.