El siglo XX fue el del triunfo de la ciencia y la tecnología, cuyo inmenso desarrollo no estuvo acompañado, sin embargo, por "el triunfo de la solidaridad humana". Por ello, la centuria de la que ya se ha consumido su primera década debe afrontar un doble desafío: el ético y el científico. En esta idea coinciden los dos "sabios" -así los definió el periodista y escritor tinerfeño Juan Cruz en su presentación- que abrieron ayer el foro de CajaCanarias "Ideas para cien años", con el que la entidad financiera, aprovechando su propio centenario, pretende aventurar lo que puede deparar el presente siglo en diferentes campos.

Carlos Martínez, doctor en Inmunología y ex secretario de Estado de Investigación, y Pedro Echenique, físico teórico y ex consejero de Educación del Gobierno vasco, recordaron que la "creatividad científica" ha de beneficiar al conjunto de la humanidad, ya que buena parte de sus resultados sólo benefician a una quinta parte de la población. "Es necesario establecer la solidaridad como principio", señaló Martínez, para quien la ciencia "no sólo debe ayudar a vivir más, sino también a vivir mejor".

La "revolución" científica sobrepasa, muchas veces, "los límites de las expectativas", afirmó el también ex presidente del CSIC, que, en este sentido, se preguntó: "¿Qué vamos a tolerar mejor: las respuestas que la ciencia promueva o el debate ético de la aceptación de algunas de esas respuestas?".

El siglo XXI será también, a juicio de Pedro Echenique, el de la "convergencia de disciplinas", de la que la nanotecnología es un ejemplo. Para el catedrático de Física, hablar del fin de la ciencia es "una locura: la ciencia está en sus inicios", dijo.

"Una sociedad científicamente informada es más libre. Los problemas sociales, la intolerancia, no se solucionan con menos ciencia, sino con más", aseguró Echenique, que hizo hincapié en la importancia del sistema educativo.

Pero también hay sombras en el futuro de la ciencia. La escasez de inversión privada en investigación -un 46% en España frente a países que, como Suecia y Estados Unidos, alcanzan el 80%- o el hecho de que "los jóvenes no opten a la investigación como una carrera para desarrollar sus posibilidades" pueden crear, según Carlos Martínez, "un problema serio".

Sobre el nivel científico de nuestro país, Martínez lo calificó de "razonablemente competitivo" y Echenique de "mediano, pese a los muchos grandes científicos". Ambos convinieron en destacar los primeros gobiernos de Felipe González y de Rodríguez Zapatero como los dos momentos en que España consiguió dar un "salto" para superar la situación heredada del franquismo, pero lamentaron -en expresión del ex secretario de Estado- que la política científica y la inversión en investigación funcione "con arrancadas de caballo y paradas de burro".

La responsabilidad, advirtió Martínez, no es sólo de los políticos, sino también de los ciudadanos, que deben "exigir que quienes aspiran a gobernar apuesten por la ciencia". En este sentido, Echenique indicó que "a veces todo se queda en declaraciones: ningún político dirá que está en contra de la ciencia y la tecnología, pero el peligro es que esto se quede en nada y genere frustración", observó.

Sin embargo, ambos científicos perciben que desde otros sectores sí se ha tendido a despreciar la ciencia como si no formara parte de la cultura, cuando es "la obra cultural colectiva más grande de la humanidad", dijo Echenique.