La actualidad de la Profecía de Fátima, las duras críticas al aborto, el matrimonio entre homosexuales y los casos de curas pederastas marcaron el viaje de Benedicto XVI a Portugal, donde fue acogido por cientos de miles de personas en Lisboa, Fátima y Oporto.

El Pontífice también denunció que políticos, intelectuales y profesionales de la comunicación "que promueven una cultura única y desdeñan la religión" intentan silenciar la fe en numerosas partes del mundo.

Como ocurrió en su reciente visita a Malta, los casos de curas pederastas estuvieron presentes en este viaje y el Papa tuvo duras palabras contra ellos, al afirmar que el "perdón no sustituye a la justicia".

Sobre la Profecía de Fátima, Benedicto XVI dijo que el mensaje de la Virgen de 1917 se relaciona con el atentado a Juan Pablo II en la plaza de San Pedro del Vaticano en 1981 y los sufrimientos de la Iglesia y que la "novedad" que se puede descubrir ahora, diez años después de su publicación, es que el mensaje es para todo el mundo, para todos los papas, que forman parte de la Iglesia.

Según el Papa teólogo, el mensaje de Fátima tiene una validez eterna y se refiere a los sufrimientos de la Iglesia en todos los tiempos.

"La novedad que podemos descubrir en este mensaje es que no sólo desde fuera se ataca al Papa y a la Iglesia. El sufrimiento de la Iglesia viene de su interior, de los pecados que existen en ella. Ya se sabía, pero hoy lo vemos de un modo realmente terrorífico", dijo en referencia a los casos de clérigos pederastas.

Sus duras palabras no quedaron ahí y el Papa, que declaró "tolerancia cero" contra la pederastia, agregó que "la mayor persecución, la más grande" de la Iglesia no viene de enemigos de fuera, "nace del pecado de la Iglesia".