Jesucristo sobrevivió a la crucifixión, pero vivió con graves secuelas, y lideró la expansión del cristianismo junto a sus apóstoles, defiende el forense Miguel Lorente en "La mano del predicador" (Aguilar), en el que realiza un análisis científico de sus lesiones para apoyar esta tesis.

El especialista en Medicina Legal, que actualmente es el delegado del Gobierno para la Violencia de Género, basa su investigación en el análisis del primer retrato de Jesús, "El Pantocrátor del Sinaí", en el que aparece con la mano derecha en signo de bendición, con los dedos índice y corazón semiflexionados. "Es difícil que esa imagen en conjunto que representa a Jesús con una serie de secuelas haya podido ser inventada por un autor varios siglos después, sin haber tenido una referencia directa de cómo estaba después de la supervivencia, porque no presenta lesiones recientes, sino antiguas", dijo. Entre ellas, cita unas cicatrices que aparecen en la Sábana Santa con la que se le cubrió en el sepulcro y la ausencia de clavos en las manos.