Sólo dos de cada cien correos que reciben los internautas están fabricados por personas, mientras que el 98 por ciento restante es correo basura generado por bandas organizadas o producto del marketing directo y ha sido eliminado previamente por los proveedores.

Así lo aseguró hoy el director de Seguridad de la Información y Prevención del Fraude de Telefónica, Manuel Carpio, antes de ofrecer la conferencia "Los nuevos retos de la seguridad en las comunicaciones con las que se enfrenta la sociedad", organizada por el Colegio de Ingenieros de Telecomunicaciones de Canarias con motivo del Día de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información.

La inexistencia de unidades de medición de la seguridad en Internet, lo que no significa que no exista seguridad en la red; la protección de los menores ante el uso de las redes sociales, o la "biodegradación" de los datos subidos a la "nube" para impedir su uso pasado un determinado tiempo son algunos de los retos en los que se trabaja en la actualidad.

Sobre este último, Carpio explicó que para garantizar la privacidad, la Universidad de Washington ha desarrollado una tecnología de datos biodegradable en Internet a la que han bautizado como "Vanish", como el detergente, y que mediante unos sistemas criptográficos "permite que los datos" subidos "se vayan biodegradando de tal forma que nadie los pueda recuperar pasado un tiempo".

Manuel Carpio aludió también a la "hipocresía socialmente aceptada" que existe sobre la cesión de los datos personales en Internet, sobre todo a través de las redes sociales.

Así, afirmó que a veces hay personas "dispuestas a vender sus datos por un plato de lentejas, incluso a cambio de dinero", para acceder a un determinado contenido en Internet y, a la misma vez, "se sienten muy heridos si sus datos son mal tratados".

Otro de los asuntos en los que trabaja el sector de las telecomunicaciones es el de la seguridad en el denominado "Internet de las cosas", término que, según explicó Manuel Carpio, alude al hecho de que las cosas puedan hablar entre ellas sin intervención de los humanos, algo que ya ocurre, como demuestra el dato de que el 12 por ciento de las comunicaciones en Internet se realizan entre máquinas, no entre personas.

Así ocurría en 2007, por lo que en la actualidad estas cifras se han incrementado y serán mayores en el futuro, de ahí que sean necesarias nuevas formas de seguridad para que las máquinas, que cada vez tendrán mayor capacidad de inteligencia y comunicación entre ellas sin intervención humana, sean capaces de tomar decisiones sin que afecten a los humanos.

Carpio dijo que el Internet de las cosas se basará en los nuevos protocolos IP versión seis, en virtud de los cuales todas las cosas van a tener una dirección IP y capacidad de comunicación, además de chips de identificación por radiofrecuencia que permitirán saber quiénes son, dónde están en cada momento y qué capacidades tienen.

Además, resaltó que, por otro lado, se investiga con nanofibras de carbono sensibles a radiofrecuencias para incluir en el proceso de fabricación de las cosas unos códigos de barras electrónicos, "de manera que con redes de sensores se podrá saber dónde están las cosas, qué son y qué capacidades tienen de comunicación y procesamiento de información".