El negocio turístico está en la creatividad, en aplicar la imaginación. El profesor de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad de La Laguna Agustín Santana explicó ayer, en el curso Biodiversidad Canaria y Turismo de la Universidad de Verano de Adeje, que el turismo es un sistema muy complejo en el que influyen múltiples factores indisociables unos de otros, y advirtió de que el cambio de modelo -para configurar una oferta basada en la naturaleza y la cultura- exige asumir riesgos, pero también "pensar en cómo colocar en el mercado los productos que se generen".

El "cambio de modelo" comenzó a gestarse en los años noventa, pero en Canarias se ha topado con la falta de riesgo del empresariado. "Desde hace unos años, las instituciones están haciendo una apuesta seria por la cultura y la naturaleza como cambio de imagen turística, pero los empresarios están a años luz y siguen vendiendo únicamente sol y playa". No obstante, auguró que ambos sectores "acabarán convergiendo con el tiempo".

El turismo de sol y playa no es, a juicio del docente universitario el problema del Archipiélago, sino el que nos hayamos limitado a "reproducir continuamente un modelo y a copiar un poco el del vecino". De hecho, el "sol y playa" ha contribuido a "democratizar el turismo", recordó.

El tradicional turista de sol y playa ha dado paso a otros dos tipos, según Agustín Santana: el turista especializado y el de "sol y playa plus", que "busca cosas que antes no buscaba". Ese "plus" en Canarias intenta aportarse con la cultura y la naturaleza, y "se da más en unas islas que en otras".

La conformación de este nuevo producto turístico también acarrea problemas, indicó Santana. Uno de ellos es "no encontrar un hueco en el mercado y, con ello, defraudar las expectativas suscitadas". Por esta razón, siempre que se diseña un producto "hay que pensar en cómo meterlo en el mercado", aconsejó.

"El turismo no se puede tratar con frivolidad, y ahora mismo casi cualquier persona habla de turismo", aseguró el investigador de la ULL, que se refirió a la biodiversidad como "el principal brazo utilitarista del turismo". Esto se debe, a su entender, a que la conservación de la naturaleza representa "una rentabilidad directa", que sirve como justificación para la preservación del medio ambiente.

Este enfoque del tratamiento de la biodiversidad supone algunos problemas, según Agustín Santana, dado que "se conserva lo que tiene una alta rentabilidad, que normalmente coincide con lo estéticamente llamativo".

Al extenderse sobre las diferentes variables que intervienen en el turismo, el ponente destacó el valor "central" de la conectividad. En este punto -y "sin ánimo de ser crítico", apostilló- cuestionó la efectividad de la campaña realizada por el Gobierno de Canarias en Islandia -los "embajadores turísticos"-, pues se trata de un país que "no tiene conectividad" con las Islas. "Por mucho que invirtamos, si no convencemos a una aerolínea de que opere con Canarias, nos quedaremos con las ganas", dijo.

También censuró la "política de conseguir turistas por el precio, y no por la calidad" que, a su juicio, se ha seguido en el Archipiélago a la hora de competir con otros destinos. "¿Para qué quiero cien que pagan cinco si con cinco que pagan cien estoy bien", se preguntó.