"La diversidad biológica agrícola, de la que depende la seguridad alimentaria de los seres humanos y su adaptación al cambio climático, se ha olvidado en parte y tenemos que tener en cuenta que es primordial atender este aspecto, puesto que se trata de un tesoro que hemos recibido de nuestros abuelos y que debemos dejar a nuestras generaciones futuras", señaló ayer José Esquinas Alcázar, doctor ingeniero agrónomo, director de la cátedra de la Universidad de Córdoba de Estudios sobre hambre y pobreza e integrante de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación).

Según Esquinas Alcázar, "la especie humana también se encuentra en peligro de extinción y la adaptación a los cambios climáticos pasa por la diversificación de las especies agrícolas".

"Actualmente el número de personas que pasa hambre en el mundo supera, por primera vez, los mil millones, y mueren de hambre al año unos 15 millones de personas, lo que supone 30.000 muertes al día", aseguró José Esquinas Alcázar, quien destacó que "es fundamental y urgente prestarle atención a este asunto a través de la diversidad biológica agrícola, que es primordial puesto que permite encontrar y desarrollar variedades adecuadas a cada lugar".

Asimismo, en la actualidad existe una gran interdependencia entre países en cuanto a productos alimenticios se refiere "lo que hace que las enfermedades y las plagas afecten a muchos países. Por este motivo, es importante salvar esta interdependencia para poder mantener la seguridad alimentaria y poder adaptarnos a los cambios climáticos impredecibles".

"Un dato relevante es que en los últimos 50 años, se han sustituido miles de variedades tradicionales por pequeños grupos más comerciales, por lo que el 90% de la diversidad agrícola que existía a principios del siglo XX se ha reducido a cerca de un 20%", explicó José Esquinas, que añadió que "al perder esta diversidad milenaria, lo que hacemos es hipotecar el futuro de nuestra especie".

Diversidad a medida

La diversidad biológica agrícola está creada por y para el ser humano y, en ocasiones, se hace necesaria la cooperación entre continentes "de ahí que, dentro de las Naciones Unidas, en los últimos 15-20 años, se haya estado trabajando en la creación de acuerdos y tratados internacionales", señala.

Por eso, ha nacido el Convenio para la Diversidad Biológica y, de éste, uno específico: el Tratado internacional de recursos fitogenéticos para la agricultura y la alimentación.