Los hallazgos de objetos en la fosa común de La Pedraja (Burgos) y en sus inmediaciones muestran "la brutalidad" de estas muertes, ha afirmado hoy el forense y presidente de la sociedad de ciencias Aranzadi, Francisco Etxeberria, director de los trabajos de exhumación.

El forense ha llamado la atención sobre el hallazgo de más de 20 proyectiles en la fosa disparados por cuatro armas, tres pistolas y un fusil.

Además, se han localizado incrustadas en la tierra junto a la fosa proyectiles y casquillos, lo que da idea de que se disparó contra personas que se encontraban muy cerca del suelo, agachadas o tumbadas.

Entre los objetos más "curiosos" que se han localizado en la fosa destacan una cartera de cuero con papeles que se intentarán restaurar para conocer su contenido y el cliché de un negativo fotográfico, "que no son en absoluto hallazgos habituales en una fosa de esta antigüedad".

Más frecuentes son otras piezas encontradas, como trozos de ropa y restos de calzado, botones, hebillas monedas o mecheros "que serían casi irrelevantes en otra situación, pero que en estos enterramientos permiten humanizar los restos y evitar la tentación de que los esqueletos son cosas", ha afirmado Etxeberria.

También revisten importancia detalles como que los restos de dos de las personas cuyos cuerpos han aparecido en la fosa tenían un ojo de cristal, lo que podría facilitar su identificación.

En una primera apreciación de los expertos que han exhumado los restos de la fosa han concluido que hay un centenar de cadáveres de hombres junto a los restos de una mujer, identificada porque llevaba una horquilla en la cabeza.

El forense ha reconocido que el grado de deterioro de los restos es, en su mayor parte, muy avanzado, lo que dificultará su identificación e incluso podría resultar imposible realizar análisis de ADN en muchos casos.

En su opinión, este mal estado de los restos de la fosa se debe en parte a que actuó como una canalización de agua en épocas de lluvia, en las que quedaba encharcada por debajo de la superficie, a lo que se ha unido el efecto de las raíces de árboles cercanos, sobre todo pinos.

En el "Día internacional de los desaparecidos", que se celebra hoy, Etxeberría ha destacado la mezcla de "emoción, dolor y alegría" que supone para los familiares la exhumación de los restos de personas queridas.

Ha considerado que, aún cuando no se llega a producir la identificación precisa, asistir a la "dignificación" que supone trabajar en el enterramiento e intentar analizar lo ocurrido e identificar a las víctimas supone para las familias "acercarse a la verdad y la Justicia".