El proyecto Cherenkov Telescope Array (CTA), con el que se quiere estudiar la radiación de rayos gamma de muy alta energía que llega a la Tierra, permitirá "ver" objetos que se formaron poco después del Big Bang que dio lugar al Universo.

Así lo asegura el investigador principal del Grupo de Astrofísica de Partículas del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), Ramón García López, quien explica que la atmósfera de la Tierra no deja pasar la radiación gamma, por lo que lo ideal para su estudio sería disponer de satélites en el espacio para medirla, lo que es factible para cierto rango de energía.

Pero cuando se pasa por encima de un cierto rango de energía, el flujo de fotones decrece, con lo que los telescopios espaciales tendrían que tener un diámetro muy grande, algo que no se puede hacer.

Ante esta imposibilidad física se ha agudizado el ingenio para estudiar los rayos gamma de muy alta energía y, en lugar de detectar los fotones directamente en el espacio, lo que se hace es localizar los efectos secundarios que proporcionan tras su entrada en contacto con la atmósfera terrestre.

Y es que cuando un fotón gamma choca con la parte alta de la atmósfera de la Tierra se produce una cascada de partículas que, a su vez, provocan fotones y partículas, indica Ramón García. Ese efecto es como una lluvia más o menos estrecha que a unos diez kilómetros de altura puede contener partículas que en algunos casos alcanzan velocidades superiores a la de la luz en la atmósfera.

Un flash muy rápido

En esta situación se produce un fenómeno llamado "efecto Cherenkov", que consiste en la emisión de un flash azulado muy rápido que el ojo humano ve pero no es capaz de leer porque se produce en mil millonésimas de segundos.

Cuando ese flash se produce, a aproximadamente diez kilómetros de altura, induce un cono de luz que cuando llega al suelo tiene unos 200 metros de diámetro, y ése es el momento en el que lo reciben los telescopios Cherenkov para su estudio y análisis.

En función de la orientación con la que los fotones llegan a la corteza terrestre y la cantidad de energía que tengan se podrá discriminar qué tipo de rayo gamma lo produjo, comenta Ramón García.

Y si en lugar de un telescopio hay muchos del tipo Cherenkov y con diferentes tamaños, se podrá medir con más precisión no sólo la procedencia del rayo gamma, sino también su espectro de energía.