Las tabaqueras se han enzarzado en una velada guerra de precios en una lucha por la cuota de mercado, que se ha traducido en un goteo de lanzamientos a bajo precio de variedades de sus marcas estrellas y de movimientos a la baja, como los protagonizados esta semana por British American Tobacco (BAT).

Fuentes de la industria tabaquera reconocen que detrás de estos movimientos está el descontento de un sector por un sistema impositivo que penaliza a las marcas más caras en detrimento de las baratas.

En lo que va de año, las tabaqueras han sacado al mercado español alrededor de 15 versiones nuevas a precios más económicos y algunas han retocado a la baja las cotizaciones de las ya existentes.

El caso más reciente lo ha protagonizado esta misma semana British American Tobacco (BAT), al rebajar en 15 céntimos las cajetillas de Lucky Strike Red Blando y de Pall Mall Pocket Edition.

Pero la lista a lo largo del año es larga, y Altadis lanzó versiones más económicas -como Fortuna Red Line y Nobel Style- y bajó cinco céntimos su Ducados Rubio Azul Blando y la versión Rojo de éste.

BAT redujo diez céntimos sus Golden American Classic y Pall Mall Pocket Edition, y J.T.International lanzó Winston Revolution a precio más bajo que sus otras versiones. Igual han procedido Philip Morris con sus nuevas gamas más económicas como L&M Blue Label Blando y su variedad "Red"; Imperial, con JPS American Blend Red, y otros distribuidores de marcas como Austin Menthol Authentic American Blend, Omè Superslims Menthol, Von Eicken Superior Menthol o Respect Red American Blend.

Ante este panorama, industria y estanqueros han reclamado un sistema automatizado del impuesto mínimo que lo actualice cada tres meses, así como un equilibrio en el peso que tiene el impuesto "ad valorem" (supone el 90 por ciento de la carga fiscal) y el específico (el 10 por ciento) en el total de la carga impositiva que afecta al tabaco, sin contar el 18 por ciento del IVA. El sector ha pedido una subida del impuesto mínimo por encima de los cien euros por cada mil cigarrillos, que en estos momentos es de 91,3 euros.

Fuentes del sector afirmaron que con el sistema fiscal actual -con un predominio del impuesto "ad valorem"- a las tabaqueras les resulta rentable bajar precios, ya que se ahorran impuestos, pues en la práctica supone que pagan más tasas las compañías que venden sus productos a un mayor precio y menos las que comercializan sus labores a un menor valor.

"Cuando tienes una estructura fiscal dominada por el impuesto específico, nadie baja precios, ya que aunque lo hagas sigues pagando lo mismo, porque el impuesto es por cada mil cigarrillos", precisaron las fuentes.

Por otro lado y en relación a las iniciativas de Sanidad para poner freno al consumo de tabaco -el 2 de enero no se podrá fumar en ningún lugar público cerrado y meses después las cajetillas incorporarán imágenes que tratan de disuadir a los fumadores por las repercusiones sobre la salud-, algunos industriales han planteado que "lo único que puede acabar con el tabaquismo es un tabaco caro".

Las mismas fuentes han minimizado la iniciativa de los pigtogramas en las cajetillas, ya que cuando entre en vigor "los fumadores guardarán sus paquetes en los bolsillos, ya que no habrá sitio donde poder fumar y dejarlos sobre una mesa".

Las marcas baratas (por debajo de los 3,10 euros) representan el 20 por ciento del mercado de cigarrillos, dijeron fuentes del mercado, y las de tabaco de liar, el 10 por ciento, contando con las labores de las cuatro grandes tabaqueras.