La ministra alemana de Agricultura y Defensa del Consumidor, Ilse Aigner, presentó hoy un decálogo para evitar nuevos escándalos con piensos contaminados con dioxinas, como el que actualmente obliga a mantener clausuradas más de 500 granjas porcinas y avícolas.

En una intervención ante la prensa, la política socialcristiana bávara hizo públicas una serie de medidas encaminadas a elevar drásticamente los controles de las empresas fabricantes de piensos o sus componentes, así como las condiciones para la concesión de licencias.

Las propuestas de su plan de acción incluyen desde la obligatoriedad de suscribir seguros de responsabilidad civil para los productores y la creación de controles sanitarios más severos a la total separación de la producción de las grasas destinadas a la industria de aquellas que se usan para la alimentación animal.

Tras sufrir duras críticas por su actuación durante el escándalo, considerada por ganaderos y oposición lenta y poco efectiva, Ilse Aigner anunció que su paquete de medidas será previsiblemente aprobado la semana que viene por el consejo de ministros para seguidamente ser debatida como proyecto de ley en el Bundestag.

Mientras tanto, arrecia la tormenta política en Alemania por este escándalo sanitario, liderada por los principales partidos de la oposición, que han criticado fuertemente la gestión de la crisis por parte del Ministerio de Agricultura.

Los Verdes han exigido la dimisión de la ministra del ramo, Ilse Aigner, de la cristianodemócrata CSU, y los socialdemócratas del SPD consideran que la titular de Agricultura se encuentra "desbordada" por la crisis.

La CSU, socio minoritario de la coalición gobernante, defendió por su parte a Aigner y destacó que "se ha comportado de forma completamente correcta" en la gestión del escándalo de los piensos contaminados con dioxinas.

El sector agropecuario alemán adelantó ayer un descenso de entre el 10 y el 20 por ciento de las ventas de huevos, carne de ave y de cerdo.