Los juzgados del Palacio de Justicia de la capital tinerfeña celebrarán en breve el juicio por el accidente de la avenida Marítima ocurrido en octubre del año 2006 y en el que fallecieron tres personas, así como el de la Rambla de Santa Cruz de marzo de 2010, donde murieron un hombre y una mujer.

El 28 de octubre de 2006, a las 21:30 horas, se producía en la capital tinerfeña un trágico accidente en el que fallecieron un matrimonio y una de sus hijas. Según la Fiscalía, los hechos son constitutivos de tres delitos por imprudencia grave, dos delitos contra la seguridad vial y dos delitos de omisión del deber de socorro, por lo que se pide para cada uno de los dos acusados un total de seis años de prisión, una multa de 16 meses a razón de 10 euros y la privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores por un periodo de 10 años, lo que en la práctica supone la pérdida del permiso. En cuanto a la responsabilidad civil, los acusados deberán indemnizar a los perjudicados en 200.000 euros, aunque ya la aseguradora entregó a cuenta en el juzgado 161.023 euros.

Relato de los hechos

En el relato de los hechos la Fiscalía estima que J.R.B.L.Z. circulaba a los mandos de su coche por la autopista TF-5 y las calles Álvaro Rodríguez López y Fuentes de Santa Cruz de una forma temeraria y con maniobras bruscas, a velocidad elevada y sin respetar las distancias de seguridad, cambiándose constantemente de carril para adelantar a los vehículos que lo precedían con el consiguiente riesgo que ello conlleva para los demás usuarios de la vía. Una vez incorporado en la avenida de la Constitución hacia San Andrés se detuvo en el semáforo que regula la salida desde la zona portuaria, junto al Auditorio, al encontrárselo en fase roja.

En ese preciso momento llegó al lugar el también acusado P.G.H.R., el cual "había ingerido bebidas alcohólicas en cantidad que no se ha podido determinar, conducía un Mini Couper, propiedad de su padre y que usaba con la autorización del mismo, incorporándose a la avenida de la Constitución desde la zona de aparcamientos contigua al Castillo Negro, y detuvo su coche, con el semáforo en rojo, justo detrás del otro acusado. Al cambiar a verde dicho semáforo los acusados reanudaron la marcha a toda velocidad, acelerando bruscamente, uno en persecución del otro, compitiendo entre sí con absoluta falta del cuidado exigible y con desprecio a la vida, integridad o seguridad de los demás usuarios entre los 91 y los 100 kilómetros por hora, saltándose varios semáforos en rojo como el situado en la confluencia de la avenida con las calles San Sebastián e Imeldo Serís.

Los peatones -un hombre de 66 años, una mujer de 61 y la hija de ambos de 41 y afectada por una deficiencia mental- se encontraban cruzando la avenida Marítima por el paso de peatones que se encuentra en el edificio anexo al Cabildo, en dirección a la acera cercana a la zona portuaria, de forma correcta. J.R.B.L.Z., tras percatarse de la presencia de los tres peatones, efectuó una brusca maniobra para esquivarlos invadiendo uno de los carriles del sentido contrario continuando la marcha sin parar, pese a observar el fatal desenlace.

Impacto "de lleno"

Según consta en el escrito de calificaciones de Fiscalía al que ha tenido acceso EL DÍA, P.G.H.R. los atropelló impactándoles de lleno, continuando su marcha y recorriendo unos 500 metros hasta que se detuvo presentando el vehículo importantes daños en su frontal y en el parabrisas delantero. Instantes más tarde intentó marcharse del lugar, cesando en su empeño al ser recriminado por un peatón, llamando entonces al 112 para comunicar el hecho. Poco después se acercó al lugar de los hechos y se entregó a un agente de la Policía Local confesando que estaba implicado en el triple atropello.

El otro acusado también llamó al 112 para dar los datos del coche del otro inculpado. Ninguno de los dos se paró para atender a los atropellados. A consecuencia de los hechos, los tres peatones salieron despedidos, cayendo en la calzada y sufriendo lesiones y mutilaciones que provocaron el fallecimiento aunque el matrimonio falleció en el acto y la hija de ambos lo hizo momentos más tarde dada la gravedad de las heridas sufridas.

Una tasa de 0,34

P.G.H.R. fue sometido a la prueba de alcoholemia y arrojó a las 22:15 y 22:28 una tasa de 0,314 y 0,346 miligramos de etanol por litro de aire expirado. En uno de los últimos párrafos donde se exponen los hechos, según la acusación pública este acusado "manifestaba signos externos de su ingesta alcohólica", ya que tenía los ojos enrojecidos, y presentaba un "estado de ansiedad y nerviosismo, hablaba para sí y lloraba".

La tasa máxima permitida para dicho conductor es de 0,25 miligramos de etanol por litro de aire expirado". Dicha tasa de alcohol conlleva una merma de las facultades psicofísicas con la consiguiente lentitud de reflejos, reducción del campo visual y alteraciones de la percepción.

Dos estudiantes muertos en la Rambla de Santa Cruz

La Fiscalía de la Audiencia Provincial tinerfeña calificó ya los hechos acaecidos el 3 de marzo de 2010, considerando que el acusado es autor de un delito contra la seguridad vial en su modalidad de conducción temeraria de un vehículo a motor, en concurso con un delito de imprudencia temeraria con resultado de dos muertes, por lo que el Ministerio Fiscal pide cuatro años de prisión y la privación del permiso de conducir durante 6 años. La aseguradora se hará cargo, según la acusación, de la indemnización a los familiares de los fallecidos. Según el escrito del fiscal, a las 20:35 horas del día 3 de marzo de 2010, R.S.A. conducía un vehículo por la Rambla de Santa Cruz a velocidad excesiva y con grave riesgo para la vida e integridad física de los usuarios de la vía. Después de recoger a dos amigos -una mujer y un hombre-, a la altura de la calle Ramón y Cajal llegó a alcanzar los 90 kilómetros por hora cuando el límite en esa vía es de 50, además de ir cambiando de un carril a otro, teniendo en cuenta que por dicha vía circulan a esa hora gran cantidad de vehículos y que había muchos ciudadanos que se encontraban paseando. Poco antes de llegar al cruce con la calle San Martín, el acusado al cambiar del carril derecho por el que iba al izquierdo, perdió el control y al intentar frenar, "tocó" el bordillo de la acera invadiendo ya sin control la zona ajardinada para colisionar brutalmente el lateral derecho del coche con un árbol, llegando a hacer que el vehículo diera vueltas sobre sí mismo y estando a punto de arrollar a los peatones, hasta acabar volcado en los carriles de dirección contraria y recorriendo una distancia de ocho metros. A consecuencia del accidente quedaron atrapados en el interior la mujer y el hombre sin poder ser rescatados por los bomberos que se desplazaron al lugar y falleciendo en su interior. La mujer tenía 18 años y era estudiante de Derecho. El hombre de 19 años, también era estudiante y falleció. El conductor salió por su propio pie del coche.