Más de 42 millones de menores de cinco años son obesos o sufren de sobrepeso y la tendencia mundial va en aumento, debido, en gran parte, al bombardeo de publicidad de productos malsanos dirigida a niños, algo que ha llevado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a tomar cartas en el asunto.

"La dieta malsana es un factor de riesgo clave en las Enfermedades No Transmisibles que puede modificarse, pero actualmente, a nivel mundial, la mayoría de los mercados ofrecen una amplia variedad de alimentos y bebidas ricos en grasas, azúcar o sal", advierte la OMS en un conjunto de recomendaciones destinado a orientar a los estados miembros en sus políticas sobre los mensajes publicitarios de alimentos dirigidos a los niños.

"La obesidad infantil se está incrementando, y lo peor es que 35 millones de los 42 millones de niños obesos viven en países en desarrollo", señaló el doctor Tim Amstrong, coordinador de la OMS en materia de prevención.

Amstrong destacó que, en el creciente contexto de globalización, los niños de todo el mundo están sometidos a publicidad y otras formas de mercadotecnia de alimentos y bebidas ricos en grasas, azúcar o sal, incluso con técnicas que consiguen llegar a los menores en escuelas y guarderías.

El experto recordó que un niño obeso será un adulto enfermo con males no transmisibles como los cardiovasculares, el cáncer, diabetes o enfermedades respiratorias crónicas, que causan el 60 por ciento de las muertes a nivel mundial.

Las recomendaciones publicadas hoy fueron elaboradas con las aportaciones de los estados miembros y de otras partes interesadas -entre ellas importantes industrias alimentarias- durante la última Asamblea Mundial de la Salud celebrada en mayo de 2010.

Entre las empresas que participaron en los debates, Amstrong citó a grandes transnacionales como Coca Cola, Kellogs, McDonalds, Nestlé, Pepsico o Kraft, aunque no especificó sus posiciones.

Los países constataron que la publicidad de productos con grasas saturadas, ácidos grasos tipo trans, azúcares libres o sal dirigida a niños es común en todo el mundo.

Y diferentes estudios han demostrado que la publicidad televisiva influye en las preferencias alimentarias, las solicitudes de compra y las pautas de consumo de los niños.

Ningún país es ajeno a esta tendencia, y así, como destacó hoy el director general de Salud de Moruega, Bjorn-Inge Larsen, la obesidad infantil en su país se ha doblado en los últimos diez años.

"Está comprobado que el ''marketing'' aumenta el consumo del tabaco y de alcohol, por lo que tenemos razones para pensar que lo mismo ocurre con este tipo de alimentos malsanos, por ello la política de Noruega quiere ir en la dirección de reducir esa publicidad", señaló.

La globalización y el impacto de las nuevas técnicas y métodos publicitarios -como valerse de famosos, mascotas o actividades filantrópicas- no deja a salvo ni a países pequeños y perdidos en mitad del Pacífico, como Samoa.

"La población autóctona de Samoa era alta y fuerte, y ahora es gorda y obesa. Tenemos un creciente problema de obesidad infantil y las enfermedades no transmisibles son la principal causa de mortalidad", constató la secretaria de Salud de Samoa, Toelupe Palantina.

"Aunque en 2008 pudimos aprobar leyes de control del tabaco, en el caso de estos alimentos y bebidas malsanas sufrimos una fuerte presión de las multinacionales, así como de la industria local", agregó.

Las recomendaciones de la OMS son de carácter general, con el objetivo de que las políticas nacionales reduzcan el impacto de la promoción de estos alimentos.

Ello puede hacerse a través de la reducción a la exposición de los niños, bien sea de forma integral restringiendo toda promoción de productos ricos en grasas, azúcares o sal, o legislando, por ejemplo, sobre canales u horarios televisivos en este sentido.

También recomienda la OMS que los entornos donde se reúnan niños, como colegios, lugares de juego, u otros, estén libres de toda forma de promoción de estos productos nocivos.