El catedrático de Ecología y miembro del Instituto de Oceanografía y Cambio Global de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), Javier Arístegui, ha calificado la Expedición Malaespina como "uno de los mayores retos internacionales en la exploración del océano, según manifestó este jueves durante una conferencia.

"El proyecto Expedición Malaspina 2010 representa una decidida apuesta del Gobierno de España y uno de los mayores retos a nivel internacional en la exploración del océano global. La expedición recorrerá durante 7 meses 42.000 millas náuticas a bordo de los buques oceanográficos Hespérides y Sarmiento de Gamboa, emulando la ruta de circunnavegación que el navegante italiano Alejandro Malaspina, al servicio de España, llevó a cabo en 1789", dijo.

De esta manera, el conferenciante explicó durante su conferencia que "los objetivos principales de este proyecto, en el que participan alrededor de 400 científicos españoles y extranjeros, será la evaluación del impacto del cambio global en el océano y el estudio de la biodiversidad de las aguas profundas oceánicas, el mayor ecosistema del planeta, pero paradójicamente uno de los más desconocidos".

"Uno de los retos científicos --añadió-- de la expedición será la creación de la Colección Malaspina, un repositorio de muestras biológicas de todos los océanos, entre las que destacarán las muestras microbianas del océano profundo. En este desconocido y vasto ecosistema se espera encontrar material genético clave que pueda aportar soluciones a enfermedades como el cáncer o contribuir al desarrollo de nuevas fuentes de energía. Será el "oro azul" de los nuevos exploradores españoles".

Además, el conferenciante señaló que "hoy en día es incuestionable que la actividad humana está induciendo perturbaciones climáticas con importantes consecuencias para la integridad del planeta. Cada hora emitimos a la atmósfera 2 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2), favoreciendo el calentamiento gradual de la Tierra. Los océanos constituyen uno de los principales destinos finales de este ''carbono antropogénico'' y la reserva más importante de carbono activo del planeta".

"Absorben cerca del 25% del CO2 emitido y almacenan inmensas cantidades de calor y humedad, amortiguando los cambios climáticos, pero prolongándolos en el tiempo una vez que se producen; es decir, actúan como la ''memoria del planeta'', con un efecto retardado pero continuo", agregó.

Arístegui destacó que "como consecuencia de la actividad humana, las aguas de los océanos están aumentando en temperatura y acidez y disminuyendo en concentración de oxígeno. Los glaciares y las placas de hielo polar se están fundiendo y el nivel del mar está ascendiendo hacia cotas insospechadas".

"Todos estos cambios --prosiguió-- se piensa que pueden producir efectos catastróficos a corto y medio plazo en los ciclos biogeoquímicos, los ecosistemas marinos y su biodiversidad. Algunas consecuencias ya son evidentes, como la invasión de organismos gelatinosos del plancton o la degradación de algunos sistemas de arrecifes de coral, pero desconocemos la magnitud de las perturbaciones que se avecinan".