ESTIMADO antiguo amigo don José: Desde mi retiro, no tan tranquilo como quisiera, leo el editorial de EL DÍA correspondiente al domingo 20 de febrero. Le aseguro, don José, que me he sentido mal al asaltarme la duda sobre el motivo del cambio en la línea editorial del medio que dirige. Por supuesto que en un periódico libre como EL DÍA tiene cabida todo tipo de opiniones, pero lo que refleja su editorial, en mi escaso conocimiento sobre el asunto, creo que es la expresión ideológica de su editor y dirección. Es decir, de Vd. y su equipo de redactores.

Llegado a este punto he de confesarle que la lectura del editorial en cuestión me ha producido un doble sentimiento de dolor y preocupación que no quiero dejar de transmitirle con toda sinceridad, en recuerdo de lo que yo consideré amistosa y leal relación, tanto institucional entre la Capitanía General de Canarias y el grupo de comunicación que Vd. dirigía, como personal entre don José Rodríguez y el entonces jefe del Mando de Canarias.

El sentimiento de dolor es, lógicamente, consecuencia de no saber si su sentir en aquel tiempo era distinto al que se manifiesta en el tema que motiva esta misiva o fui hábilmente "equivocado" con su invitación a las instalaciones del grupo. ¿Recuerda aquel reportaje del miércoles 18 de mayo de 2005, págs. 28 y 29? Lo titulaba a toda página en grandes caracteres "Visita histórica a EL DÍA". Igualmente, guardo en mi archivo la primera de su periódico en el que, también a toda plana, publicaba la foto en color de los representantes de los medios de comunicación y de una comisión de Capitanía en la puerta de su sede, donde se celebró por primera vez el encuentro anual entre ambas instituciones, según se lee en el pie de la foto que solo EL DÍA sacó, aunque asistieron prácticamente todos los medios.

¿Qué tengo que pensar de estas dos imágenes, don José? ¿Entonces no lo éramos y ahora el Ejército de España es una Fuerza de ocupación?

Bueno, sé que esta situación no aparece ahora en el editorial del pasado domingo. Ya mi relevo en la Capitanía, el general Vega, me comentó el cambio de rumbo de ese grupo editorial bajo su dirección. Y aquí se manifiesta mi segundo sentimiento, el de preocupación.

Preocupación por Vd., don José, al intentar encontrar una explicación a ese cambio radical cuando ya ha alcanzado la edad en la que los hombres son más libres que en ningún momento de su vida. De los posibles motivos que quiero adivinar, pues no tengo datos para deducir, ninguno resulta positivo para la fuerte personalidad que yo le atribuyo.

Es probable que la orientación que tomó EL DÍA después de que yo dejara Canarias era la que ya se guardaba de antes y que no mostraba por los motivos que Vd. sabrá. Si así fuera, han tenido que ser muchos años de angustia insoportable para su fuero interno. Si por el contrario su pensamiento de entonces era sincero, el cambio, casi súbito, solo lo entiendo como consecuencia de dos posibles factores: que dada su edad un equipo poco o visceralmente formado se haya hecho con la cabecera de ese medio y lo haya convertido tan solo en un periódico joven y levantisco, olvidándose del alma de veterano sensato y consecuente con su historia -¿recuerda la dedicatoria del recuerdo que dejé en su despacho cuando visité EL DÍA? Decía: "A EL DÍA, un periódico joven con alma de veterano"-; aunque este hecho sería mi segunda sorpresa desagradable en el caso de que su entonces subdirector, don Joaquín Catalán, al que tengo gran aprecio como periodista, estuviera en el equipo responsable de la nueva derrota con la que navega su periódico.

El otro factor que, dándole vueltas, puedo imaginar es que la larga trayectoria de EL DÍA haya tenido que doblar el codo ante la presión o "ayuda" de poderes políticos. Creo, sinceramente, que la minoría independentista que enarbola la bandera de las siete estrellas puede tener cabida en las columnas de un periódico liberal de toda la vida, pero precisamente por el historial que representa EL DÍA me sorprende que dichas minorías, más interesadas que informadas, lo tomen como su medio de difusión.

Pero no voy a ser yo en esta breve epístola quien ponga al autor del editorial en la realidad de la Historia de España y, por tanto, de Canarias. Sin moverse de Tenerife, tiene a su alcance en la Universidad de La Laguna, en la Real Sociedad Económica de Amigos del País o en el Centro de Cultura Militar de Almeyda personas muy preparadas y documentación incontestable que echarán a la papelera sus soflamas, que no argumentos, de independencia.

Por último, si me lo permite, le diré que el redactor, ante la dificultad de exponer su razonamiento, tan poco sólido, cae en el argumento contradictorio de atacar a España y alabar a su Ejército, olvidándose de que ese Ejército es en sí la misma España, como lo es la inmensa mayoría del pueblo español, en el que incluyo, por supuesto, a la misma mayoría de los canarios, que lo han demostrado en tantas ocasiones cuando España se lo ha demandado. Todo ello pese a los movimientos disgregadores de vociferantes que, tanto en la Península como en el Archipiélago, han proliferado por la falta de identidad nacional que se han esforzado en sembrar los responsables de defenderla en aras de no sé qué ideología alejada del conjunto de los españoles. Pero esto es otro tema que a Vd., con todo lo que ha vivido, no le voy a descubrir.

En fin, don José, le aseguro que me hubiera gustado mucho más reencontrarnos de forma inesperada paseando por la plaza Weyler, junto a la bandera de nuestra España que el Ayuntamiento de Santa Cruz situó frente a la puerta de Capitanía. No descarto que el destino nos dé esa oportunidad y nos tomemos un café en la plaza Militar. Por cierto, ¿está ya terminada la residencia geriátrica que el Cabildo estaba construyendo sobre el Hospital Militar? Hace tres años que no he vuelto por la isla.

Como puede ver, esta es una carta abierta con la pretensión de que su carácter liberal acepte que sea publicada en EL DÍA del próximo domingo 27 como opinión libre y disconforme con el editorial del domingo pasado.

Con mi más afectuoso saludo, le deseo lo mejor y aprovechando estas fechas unos felices carnavales.