Se define como una enfermedad crónica y como el principal problema sanitario del mundo desarrollado, sin embargo, muchos siguen tratando de autoconvencerse de que los riesgos del tabaquismo no les afectan a ellos. Para los que sí se lo toman en serio los cuatro hospitales de tercer nivel de Canarias, esto es, el Hospital Universitario de Canarias, el Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria, el Hospital Doctor Negrín y el Hospital Insular cuentan con Unidades Especializadas Antitabaco destinadas a estudiar caso por caso y establecer planes de trabajo adaptados a la realidad de cada persona.

El año pasado fueron 167 los pacientes que acudieron al HUC derivados por los centros de salud y de ellos la mitad lo lograron.

"Si llega a la consulta con la idea clara de que lo que tiene es una enfermedad, es casi lo mejor que puede suceder, porque estará más motivado para llevar a cabo todo el procedimiento. Cuanta mayor sea la motivación, mejores serán los resultados", explica la responsable de la Unidad del HUC, Gádor Ramos, que califica el tabaco como "una droga igual que cualquier otra, puesto que convierte a quien lo consume en un adicto que no ve el peligro que tiene ni cree que le aporte ningún beneficio abandonarlo".

Pero, ¿por qué cuesta tanto dejar de fumar? La experta considera que tiene mucho que ver el miedo a pasar el síndrome de abstinencia. "Temen pasarlo mal, tener ansiedad y que todo el entorno en el que se desenvuelven se les vuelva en contra. Hay que tener en cuenta que eso que los fumadores dicen de que para ellos fumar es un placer, es cierto. La nicotina llega muy rápidamente al cerebro de manera que asocian dosis con respuesta, de tal manera que cuando baja el nivel en sangre empiezan a encontrarse mal, así que fumar les calma, cuando verdaderamente lo que están haciendo es causarle estrés a su organismo".

"Dejar de fumar no es un hecho puntual. Probablemente es la decisión más importante que una persona puede tomar en lo que a su salud se refiere, pero debe saber que es un proceso que supone cambios de conducta y que necesitará un seguimiento directo y continuo durante un año como mínimo. En la Unidad lo que hacemos es determinar cuál es el grado de adicción de cada paciente y su motivación para dejar el tabaco en la primera consulta. De esta cita depende el 80% del éxito que tiene el paciente. A partir de ahí se le receta farmacoterapia, sólo si es preciso, y se comienza la intervención sobre la conducta que servirá para que pueda identificar las situaciones de riesgo y para desarrollar estrategias que le apoyen la decisión que ha tomado. Lo más importante es que pierdan el miedo, que sepan que cuentan con ayuda especializada a su alcance y que es mucho lo que pueden ganar y nada lo que pierden", concluye la doctora Gádor Ramos.