El jefe del servicio médico de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Gregorio Garrido, opinó ayer que si no se llega "más lejos" en las investigaciones con células madre embrionarias es más por los "reparos" ante la posibilidad de que reproduzcan tumores que por "problemas éticos".

Garrido señaló en una rueda de prensa que España en la investigación con células madre demuestra que es "un país de lo más progresista" tanto en legislación como en actitud, así como apuntó que hoy día se trabaja con células madre adultas en la mayoría de líneas de investigación y que con las embrionarias "da mucho miedo", sobre todo por el temor a tumores.

"Nadie puede asegurar que no tengan graves efectos secundarios", advirtió el jefe médico de la ONT al referirse a los tratamientos con células madre y tras señalar que no está comprobada cuál es la eficacia en muchos casos, aunque haya pacientes que "buceen en internet" y quieran someterse a ellos.

También lamentó que el "turismo celular" hacia países del este asiático, Estados Unidos y alguno europeo sea una práctica, ya que hay clínicas que "ofertan" esos tratamientos a sus pacientes y "no les importa la eficacia".

En este sentido recordó que cualquier intervención con células madre debe ser un ensayo clínico autorizado por las agencias del medicamento española o europea.

Garrido advirtió de que hay que tener "cuidado" con crear una "expectativa" a los pacientes de que sus enfermedades se puedan curar con tratamientos con células madre, de los que hay ahora en marcha unos noventa ensayos clínicos en España, la mayoría de ellos en las fases 1 y 2, y "pocos" son los que han llegado a sus fases 3 y 4, por lo que, añadió: "Faltan grandes ensayos".

Trasplantes renales

Uno de cada diez trasplantes renales que se realizan en España procede de un donante vivo, un porcentaje que se eleva hasta el 20 por ciento en Cataluña, según los datos aportados ayer en la XXV reunión nacional del grupo de trasplantes que se celebra en Córdoba y que congrega a un centenar de expertos.

"Los programas de donante vivo y el empleo de técnicas mínimamente invasivas, como la nefrectomía laparoscópica, para extraer los órganos han multiplicado por diez el número de estas intervenciones en los últimos años", según explicó el doctor Enrique Lledó, coordinador del Grupo de Trasplante de la Asociación Española de Urología (AEU).

Aunque el 90 por ciento de las donaciones siguen procediendo de donantes fallecidos, en los últimos cinco años, coincidiendo con la nueva ley de circulación vial, han disminuido significativamente las víctimas por accidente de tráfico y con ello el porcentaje de este tipo de donantes.

Esta situación, según el doctor Humberto Villavicencio, presidente de la AEU, "plantea un nuevo reto, ya que el 65 por ciento de los donantes procedente de fallecimientos supera los 60 años, lo que conlleva más riesgos de comorbilidad ya que en su mayoría presentan problemas cardiovasculares en el momento del fallecimiento".

"Esto obliga a desarrollar nuevas técnicas que nos permitan obtener las máximas garantías en la función del órgano trasplantado", añadió.

Cada año, entre 2.200 y 2.400 españoles reciben un nuevo riñón y se trata del trasplante más frecuente en España, seguido del de hígado (1.099), corazón (274) y pulmón (219). Aunque las altas tasas de donación permiten hablar de la sociedad española como de una población altamente altruista, la escasez de órganos y el cambio que ha experimentado en los últimos años el perfil del donante obligan a buscar nuevas alternativas para atender las necesidades actuales. El trasplante cruzado despunta como una posible solución en parejas donante-receptor con incompatibilidad inmunológica.

En 2009, bajo el auspicio de la ONT, España inició un programa de trasplante renal cruzado.

"Por el momento, se trata de un programa piloto, pero que, en un futuro, dará la oportunidad de realizar trasplantes en personas que no tienen, de momento, donante posible", aclaró Lledó.

Según el facultativo, "este tipo de trasplante requiere de una alta exigencia técnica de todos los profesionales implicados, desde nefrólogos y urólogos, hasta los propios coordinadores de trasplantes".