Villarina se ha convertido en la primera osa parda del continente europeo que logra adaptarse a su entorno natural tras permanecer desde 2008 en un centro de recuperación.

La osa, que ha cumplido tres años de vida, fue puesta en libertad el pasado noviembre en la cordillera Cantábrica, explica en una entrevista con EfeVerde el presidente de la Fundación Oso Pardo, Guillermo Palomero.

El seguimiento continuo del ejemplar en el Parque Natural de Somiedo (Asturias) permite definir la experiencia pionera como un "éxito" y será un precedente en casos similares en todo el mundo, añade.

Tras cinco meses en los bosques, la conducta de Villarina -que estuvo en cautividad a causa de un accidente- es como la de cualquier otro oso que siempre hubiera estado en libertad.

"Se alimenta de hierbas tiernas, trepa a los árboles y duerme siestas".

Además, ha tenido un buen invierno y ahora mismo está "muy gordita y hecha una osa preciosa".

Una de las claves para su buena adaptación, indica Palomero, ha sido su puesta en libertad en el Parque Natural de Somiedo, un paraje conocido y familiar para la osa, que pasó allí sus seis primeros meses de vida.

Desde la Fundación se recalca que la liberación de Villarina era una apuesta "muy arriesgada", ya que los osos que han estado en contacto con humanos asocian a las personas con experiencias positivas y, por tanto, "era muy probable que visitara los pueblos cercanos en busca de comida".

Una comisión, formada por investigadores, la propia Fundación y veterinarios, decidió que la mejor opción era intentar reintroducir a la osa en un entorno natural: "no podíamos perder una hembra cantábrica y por eso decidimos soltarla", recalca Palomero.

Como medida previa a su puesta en libertad, desde junio de 2010 a noviembre se decidió que permaneciera en un centro donde el contacto con humanos fuera mínimo.

De esta forma, se pretendía que su adaptación al medio natural fuera mucho más sencilla llegado el momento.

Para evitar cualquier altercado y conocer la evolución de la osa en los bosques se estableció un sistema de seguimiento "permanente".

Guardas del Principado de Asturias, de la Fundación y de varios colaboradores, además de dos radiotransmisores pegados al pelo del animal, permitieron seguir todos sus pasos.

Actualmente existen más de 190 ejemplares de osos pardos en libertad en la cordillera Cantábrica, según datos de la Fundación Oso Pardo, más del doble de los censados en la década de los 90.