Sergiy Umanets, uno de los liquidadores que estuvo presente en las labores de contención de la fuga radioactiva tras la explosión del reactor de la central nuclear de Chernóbil (Ucrania), ha recordado que la ciudad ucraniana "parecía un lugar fantasma" después de sufrir el accidente y ha reconocido que "no tenía esperanza de sobrevivir", al tiempo que ha recordado que "la mitad de sus compañeros murieron".

Durante un acto conmemorativo por el 25 aniversario de este accidente nuclear celebrado en el Centro de Participación e Integración de Inmigrantes (CEPI) Hispano-Ucraniano de la Consejería de Empleo, Mujer e Inmigración de la Comunidad de Madrid, en colaboración con Greenpeace España, Umanets ha relatado los 27 días durante los que participó en la labores de creación del sarcófago de hormigón construido para contener la fuga radioactiva tras la explosión del reactor.

Umanets trabajaba en una mina cuando ocurrió el accidente. Entonces, fue reclutado "voluntariamente" por sus superiores. "Era mejor colaborar voluntariamente porque así se recibían unos privilegios que, en caso contrario, no se tenían", ha recordado. "No podías negarte, no era posible decir no", ha apostillado otra testigo del suceso presente en el acto.

El trabajo de Umanets y sus compañeros consistía en reforzar la superficie de la base de la central con hormigón para evitar que se hundiera. Trabajaban tres horas diarias "lo más rápido posible" y, el resto de la jornada, se dedicaban a recuperar fuerzas para el día siguiente. Umanets ha explicado que la alimentación "era buena" y recibían, entre otros productos, "caviar negro y rojo". A pesar de que se puso en marcha un protocolo de seguridad, "hubo trabajadores que no cumplieron las normas y murieron", ha rememorado.

El sarcófago se terminó de construir antes de lo previsto y los trabajadores permanecieron tres días bajo supervisión médica. Después, regresaron a sus hogares. "No tengo secuelas, sólo problemas de tiroides", ha indicado Umanets, que ha especificado que, durante un tiempo, se sometió a varias revisiones médicas. Sin embargo, ha lamentado que cuando se jubiló --a los 50 años--, dejó de recibir atención sanitaria. Lo mismo pasó con las ayudas económicas, que fueron sustituidas por una pensión mensual de 300 euros.

Por todo ello, Umanets se ha mostrado contrario a la energía nuclear ya que, a su juicio, "antes no existía y la gente pudo salir adelante". Además, ha advertido que esta catástrofe "podía haber pasado en cualquier otro lugar". En la misma línea se ha expresado Sara Pizzinato, responsable de Energía de Greenpeace, que ha asegurado que el accidente de la central ucraniana "fue resultado de la tecnología, no del régimen".

En su intervención, Pizzinato ha acusado a la industria nuclear de "practicar el ocultismo y falsear los datos". "El objetivo no es priorizar la seguridad sino las ganancias; no quieren protegernos, sino ganar dinero", ha denunciado. En este sentido, ha asegurado que "el problema de Fukushima no ha sido el tsunami sino los fallos técnicos", por lo que ha considerado "absurdo" someter a las centrales a pruebas de resistencia "cuando lo que habría que averiguar es cómo poner en marcha un sistema de enfriamiento de los reactores nucleares en caso de accidente".

LA RADIOACTIVIDAD, "EL ASESINO PERFECTO"

La portavoz de Greenpeace también ha puesto en duda las cifras ofrecidas por las autoridades ucranianas sobre el número de afectados por el accidente de Chernóbil (alrededor de 9.000 personas) y ha cifrado en cerca de 60.000 el número de damnificados, "aunque podrían llegar a ser 200.000". "La radioactividad es el asesino perfecto porque no se ve, no se toca, no se huele", ha advertido, en alusión al incremento de cáncer de tiroides detectados años después en Italia.

Pizzinato también ha cuestionado que la energía nuclear pueda contribuir a erradicar el cambio climático y ha recordado que, con este tipo de energía, también se genera dependencia energética ya que "sólo unos pocos países, como Francia, Australia o Estados Unidos, pueden producir uranio enriquecido". Por todo ello, ha pedido responsabilidad a los políticos "para tomar las decisiones correctas, porque hay alternativas", como las energías renovables. "No es justo escoger entre la salud o encender una bombilla", ha insistido.