La relación asfixiante y violenta que Isabel Canino y Salvador Morales, supuestamente, mantenían comenzó ayer a ponerse de relieve en la segunda sesión del juicio por el asesinato de la conductora de Titsa.

Tras el testimonio del sobrino de la víctima, quien aseguró que su tía "en los últimos años se sentía agobiada por la relación" que mantenía con el acusado, declaró Berto, la pareja sentimental de Isabel Canino en el momento de su muerte.

El también conductor de Titsa confirmó que desde agosto de 2008 él e Isabel mantenían una relación de pareja, pese a que estaba casado y tenía una niña. Berto confesó que en la última "persona que menos quería haberme fijado era en Isabel, pero no por ella, sino por él". El testigo aseguró que el acusado, al que "ella intentaba dejar", la vigilaba en el trabajo y que el miedo que ella sentía les hacía cambiar de cuentas de correo electrónico continuamente porque pensaba "que leía sus mensajes".

La presión que, supuestamente, ejercía el acusado sobre la víctima era tal que "un día, estando yo con ella, se acercó a nosotros, habló con Isabel y ella tuvo que ir al médico del trabajo, que le dio una baja por ansiedad", relató Berto, quien destacó que "la única persona que hacía mal a Isabel era Salvador".

"Isabel no tenía amigos por culpa de esta persona. Tenía a May y poco más", señaló.

La noche antes de su desaparición, Berto acudió a casa de Isabel, en cuyo portal estuvo unos cinco minutos con ella en actitud cariñosa. Fue la última vez que la vio, y pese a que al día siguiente le mandó un mensaje, no obtuvo respuesta.

Otro dato relevante sobre el tipo de relación que mantenía el acusado con la víctima fue aportado por la esposa de Berto, Yurena, quien dijo que entre los meses de septiembre y octubre Salvador la llamó por teléfono a su casa para decirle que "Berto e Isabel mantienen una relación sentimental. Ahora mismo están juntos en la guagua", le dijo.

Alertada por su esposo de que este tipo de llamadas se podría producir, Yurena no hizo mucho caso al aviso. "Mi marido me había dicho que Salvador utilizaba a Isabel para separar parejas, por eso no me afectó mucho", explicó la testigo, quien señaló que pese a ello le preguntó a su esposo sobre esa posibilidad, quien continuó desmintiéndolo.

Tras esa conversación, Yurena no volvió a hablar con el acusado, quien, según su marido, volvió a llamarla hasta en dos ocasiones más. Además, la testigo aseguró que en una ocasión Isabel acudió a su peluquería, pero no volvió más "por respeto hacia mí".

Última llamada de Isabel

El 21 de marzo de 2009, Yurena se encontraba en su domicilio con su marido y su hija cuando, a las 11:48 horas, sonó su teléfono, ponía: "Isa. Titsa". Berto, que estaba junto al teléfono, respondió. "Escuché a Isa que preguntaba si estaba Yurena. En su voz sentí ansiedad y me pareció haber escuchado la voz de Salvador antes de que ella hablara. Yurena me quitó el teléfono rápido".

Su esposa, pensando que se trataba de una clienta, cogió el móvil e Isabel le dijo: "Yurena, soy Isabel. Es verdad que te está siendo infiel conmigo".

"Su voz era muy débil, no me dio la sensación de que llorara, sino que el tono era muy bajito. No escuché ningún ruido al otro lado del teléfono, de lo contrario no habría podido escucharla de lo bajo que hablaba", relató emocionada al recordar la que fue la última llamada de Isabel antes de su muerte, y destacó que "me extrañó ese tono de voz en una mujer que quiere fastidiar a otra".

Tras escuchar esto, la esposa, enfadada, tiró el móvil al sillón y comenzó una discusión con Berto. Al finalizar la acalorada conversación, Yurena decidió llamar a la conductora de Titsa, pero en dos ocasiones "me cortaron la llamada, y luego ya no daba tono". Debido a estas circunstancias, la mujer decidió acudir a casa de Isabel con su marido para hablar con ella, pero, y pese a que Berto fingió desconocer dónde vivía, al llegar la conductora de Titsa no respondía en la casa. A continuación, el matrimonio se dirigió al inmueble de Morales ubicado en el Camino de La Hornera.

"Berto vio el coche de Salvador aparcado por fuera, pero no me dijo nada hasta que estábamos a la altura de Alcampo. Le dije hasta en dos ocasiones de dar media vuelta e ir a hablar con ellos, pero se negó", explicó.

A lo largo de ese día y el siguiente, Yurena y Berto continuaron llamando a Isabel, él preocupado por la joven y su esposa para aclarar lo ocurrido, pero no hubo respuesta. Ese mismo sábado, Yurena llamó a Salvador desde el móvil de su marido, pero este no respondió. Esa misma tarde, entre las 15:00 y 16:00 horas, la testigo dijo que volvió a llamar a Salvador desde una cabina. "Cogió el teléfono, tenía una voz nerviosa, pero colgué".

Tres días más tarde, tras enterarse de la desaparición de Isabel Canino, Yurena acudió a declarar a la policía voluntariamente.

El juicio, que es audiencia pública aunque se restringe la entrada de cualquier persona durante el proceso, algo inusual en este tipo de sesiones, continuará hoy en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial con las declaraciones de nueve testigos que intentarán aportar más datos para esclarecer la relación de la pareja y las circunstancias de la muerte de la conductora de Titsa.