El Congreso de los Diputados dio ayer luz verde, con el apoyo de todos los grupos parlamentarios, a la Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición, que prohíbe la venta de alimentos y bebidas con alto contenido en ácidos grasos saturados, ácidos grasos trans, sal y azúcares. Los niveles permitidos de estas sustancias en la bollería, las chucherías o los refrescos que se suministren en las escuelas infantiles tendrá que fijarlos ahora el Gobierno mediante un desarrollo reglamentario de la ley.

Los grupos parlamentarios rechazaron una enmienda aprobada en el Senado, que incorporaba el término "añadidos" a los azúcares.

La nueva norma obliga también a los centros escolares a elaborar menús especiales para celíacos (intolerancia al gluten) al incorporarse una enmienda procedente del Senado.

Durante el debate de las enmiendas aprobadas en la Cámara Alta, en el que intervino la ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad, Leire Pajín, todos los grupos coincidieron en valorar la necesidad de la ley y destacaron su importancia.

La ministra aseguró que la ley tiene como objetivo fortalecer la salud pública y la seguridad alimentaria, poniendo el acento en la prevención y en la precaución, y reforzando la coordinación entre todas las administraciones.

"Lamentablemente hemos sido testigos directos de las consecuencias que puede tener en un país fuerte como Alemania el no disponer de esa coordinación sólida y eficaz", dijo Pajín, que recordó que la tramitación final de esta norma ha coincidido con una crisis alimentaria, la del pepino, que ha afectado a toda Europa y especialmente a los productores españoles.

La ministra incidió en que los objetivos de la ley tratan, además, de generar estrategias que fomenten la promoción de la salud, así como asegurar un nivel elevado de salud en relación con los alimentos que ingerimos y rechazó, como critica el PP, que la ley sea intervencionista, sino que insta a la sociedad a tener mejores pautas de comportamiento y a los centros educativos a que cumplan en su papel educador y sensibilizador.

En la lucha contra la obesidad, la normativa exige menús infantiles que respondan a un correcto equilibrio nutricional y vela también por impulsar la actividad física. Así, con el objetivo de disponer de información, se prevé la creación de un observatorio de la nutrición y de estudio de la obesidad, que obtendrá los datos de la realidad existente.

Precisamente ayer los pediatras informaban de que España se ha situado a la cabeza en obesidad infantil, tras pasar de una tasa del 5 por ciento en 1982 a multiplicar por cuatro la misma, hasta alcanzar un 20 por ciento, tal y como alertó ayer el presidente del 60 Congreso Nacional de la Asociación Española de Pediatría.

Los expertos coinciden en que cualquier solución pasa por incrementar el ejercicio físico que realizan los menores - ya que se consideran insuficientes las dos o tres horas de educación física semanal en los colegios-, y por adquirir hábitos para una dieta variada y saludable a base de frutas, verduras y hortalizas y con un recorte drástico de los productos hipercalóricos como la bollería industrial.