La administración sanitaria debería proponer cursos de actualización para sus médicos y pediatras para una mejor prescripción del antibiótico que evite un aumento de la resistencia de las bacterias a los medicamentos, según dijo el microbiólogo del Hospital Doctor Negrín, Fernando Artiles.

Artiles explicó que todos los profesionales sanitarios tienen que reciclar "poco a poco" sus conocimientos en esta materia y modificar el tratamiento empírico actual, es decir, aquel que se da a un paciente en consulta sin saber antes si la bacteria que se trata es sensible o resistente a la terapia establecida.

En su opinión el médico y el pediatra deben "cambiar su actitud" en cuanto a la elección del tratamiento de las infecciones, y señaló que es "una responsabilidad del campo de la microbiología" suministrar información a los especialistas de atención primaria sobre el estado de resistencia actual de las bacterias, cuál es la situación epidemiológica y qué antibióticos son los más útiles.

Para Artiles el problema del incremento de la resistencia de las bacterias puede estar, inicialmente, en la prescripción por parte del médico, en el sentido de que éste pueda escoger un antibiótico inadecuado para la infección que trata.

Recordó que, antiguamente, eso llegó a ocurrir en pediatría con el tratamiento de las infecciones víricas, ya que se utilizaban antibióticos que muchas veces no eran necesarios.

Por contra, Fernando Artiles sí se congratuló por la prohibición de dispensar antibióticos en las farmacias sin receta oficial.

"Ahora mismo ya no se puede realizar esa venta porque es obligatoria la presentación de una receta médica, con lo que la Administración ha conseguido combatir la automedicación", subrayó.

También estimó como causa del problema que el usuario no esté utilizando el antibiótico de la manera para la que le ha sido prescrita, o que no siga los consejos del farmacéutico en cuanto al tiempo de duración del tratamiento.

En su opinión cualquiera de las tres vías reseñadas pueden tener "fallos" que provocan un uso inadecuado del medicamento y que generan en los microorganismos lo que se conoce como "resistencia", es decir, que antibióticos que eran de uso común antiguamente en el tratamiento de las infecciones bacterianas "ahora ya no sirven y hay que recurrir a otros más potentes".

Advirtió que de seguir creciendo la resistencia de las bacterias al medicamento al final podrían quedar "muy pocas opciones de antibióticos" para el tratamiento de las infecciones.

En ese sentido dijo que el problema se manifiesta con mayor gravedad en los hospitales, donde llegan los pacientes muy debilitados por sus enfermedades, y alertó de que el uso de antibióticos de espectros muy amplios "estaría muy condicionado".

Artiles también apuntó que las mujeres utilizan más los antibióticos que los hombres en función de la mayor prevalencia de las infecciones urinarias y señaló de que los medicamentos que se utilizaban hace diez o quince años para combatir esa enfermedad "ahora mismo no son los de primera elección".