Seis países europeos (España, Italia, Alemania, Finlandia, Dinamarca y Holanda) han puesto en marcha una red comunitaria con el objetivo de reducir los tiempos que transcurren desde que se produce un hallazgo básico de investigación hasta su aplicación clínica.

La nueva red europea de Infraestructuras Avanzadas de Investigación Traslacional en Medicina (EATRIS) cuenta con esos seis países como socios principales y la participación española está liderada institucionalmente por el Instituto de Salud Carlos III -dependiente del Ministerio de Ciencia- y científicamente por el Instituto de Investigación Valle de Hebrón de Barcelona (VHIR).

La investigación traslacional, han informado hoy el Instituto de Salud Carlos III y el Ministerio de Ciencia, persigue reducir el tiempo entre un hallazgo básico y su aplicación clínica, ya sea a través de medicamentos, de diagnósticos o de dispositivos médicos.

La red EATRIS pretende en este sentido proporcionar un acceso simple y centralizado a través de una ventanilla única a las tecnologías y la capacidad existentes en las mejores instituciones y empresas europeas y posibilitar una transferencia más rápida y efectiva de los logros científicos alcanzados por los grupos de investigación participantes.

Algunas de las áreas claves incluidas en EATRIS están ligadas a la investigación en oncología, cardiovascular, neurología, inmunología, metabolismo y enfermedades infecciosas.

El Instituto de Investigación Valle de Hebrón de Barcelona trabajará directamente en una primera fase en los grupos de terapias avanzadas, medicina personalizada y biomarcadores.

Este instituto coordinará además la participación de catorce institutos de investigación sanitarios acreditados por el Instituto de Salud Carlos IIII, además de ocho hospitales de excelencia del Sistema Nacional de Salud y tres centros de excelencia en investigación básica.

Según ha subrayado el Ministerio de Ciencia, los responsables científicos de EATRIS consideran que este esfuerzo conjunto mejorará la atención médica de los ciudadanos europeos y favorecerá la competitividad del sector biofarmacéutico europeo para dar respuesta a las necesidades del sector de salud publico.

Aunque la industria farmacéutica gasta alrededor de 60.000 millones de euros en I, aún quedan muchos retos pendientes en salud, según la misma fuente.

Se estima que sólo el 10 por ciento de los fármacos que están en desarrollo -la mayor parte de ellos para el tratamiento de enfermedades comunes-, llegará al mercado, lo que hace que el precio de los nuevos medicamentos sea bastante elevado.

Además, incluso las moléculas que acaban siendo comercializadas son, en diferente grado, efectivas sólo en una proporción del grupo de pacientes para las que están indicadas y esto hace necesario un cambio importante en el que los investigadores y la industria compartan instalaciones y experiencias.