La palmera canaria, "phoenix canariensis", está presente en casi todas las plazas principales de las grandes ciudades andinas de Perú como Cuzco, Arequipa o Ayacucho.

También se encuentra en zonas de Porculla, a 2.100 metros de altura, y de Cuzco, a 3.300 metros, en el bosque de selva tropical cercano al pueblo de San Jerónimo, donde se coge el tren para ir a las ruinas de Machu Picchu o en pleno desierto de la región de Ica.

Las palmeras canarias fueron introducidas por los españoles en América Latina durante la época colonial y muchas de ellas tienen más de 400 años de antigüedad, informó el peruano, sacerdote jesuita, botánico y antropólogo, Fernando Roca.

Destacó que es capaz de resistir climas fríos y duros, y de vivir en montañas muy rocosas y con un régimen escaso de lluvias concentrado en pocos meses, tal y como sucede en los Andes.

Fernando Roca recoge muestras para el estudio genético y de ADN que lleva a cabo la Universidad de Murcia sobre las plantaciones de introducidas en la época colonial en América latina.

El estudio pretende determinar de qué poblaciones madres salieron esas semillas que fueron llevadas en el siglo XVI a Perú y si provenían de Canarias, sur de España o norte de África.