Un estudio del Instituto Catalán de Ciencias del Clima (IC3) ha asociado por primera vez el transporte a través del viento de un agente nocivo con el llamado "síndrome de Kawasaki", el principal causante de enfermedades cardiovasculares adquiridas en niños, que aún no tiene una causa conocida.

Los autores de este trabajo, en el que también han colaborado centros de EEUU y Japón -país en el que se diagnosticó por primera vez el síndrome, en 1960- apuntan que la dificultad que comporta el estudio de la dinámica de los vientos, asociada a los movimientos de las masas de aire y la circulación a gran escala, puede explicar por qué no se había podido identificar hasta ahora el mecanismo propagador del agente causante de la enfermedad.

Si no se trata a tiempo, este síndrome suele provocar en un 25 % de los casos de aneurismas y eventualmente infartos de miocardio e incluso la muerte (el hijo de John Travolta falleció hace unos años a consecuencia de esta patología), mientras que si reaparece en la edad adulta genera problemas cardiovasculares graves, explican desde el IC3.

El "síndrome de Kawasaki" presenta variaciones estacionales en el número de afectados durante el año y gracias a este estudio se ha logrado asociar no sólo los grandes brotes de la enfermedad en Japón con el movimiento de las masas de aire, sino que permite explicar la dinámica epidemiológica en otros territorios como Hawai o la costa Oeste de EEUU.

Los resultados del estudio señalan claramente cómo la incidencia de Kawasaki se relaciona con las masas del aire, y así crece en Japón durante los meses de invierno cuando el potente anticiclón situado sobre el centro de la Siberia y las bajas presiones envían el aire desde el centro y el este del continente.

Paralelamente a esta situación, se abre un puente atmosférico, que dura unos tres meses, entre Asia y Norteamérica que permite el transporte del agente por las fuertes corrientes de aire que se dan en la troposfera.

El trabajo demuestra además la "total sincronía" en la evolución estacional de la enfermedad entre Japón y Estados Unidos, según los cambios en los patrones de los vientos.

Desde que se diagnosticó el primer caso en 1960, no se ha encontrado una causa conocida para este síndrome, que afecta principalmente a bebés de pocos meses y niños de pocos años, y cuya incidencia va disminuyendo con la edad.

Esta caracterización ha hecho que los investigadores plantearan la existencia de un agente infeccioso.

En paralelo a este estudio, se ha estado investigando la identidad del posible agente causante de la enfermedad que podría ir desde virus, bacterias o hongos hasta otros agentes inertes como contaminantes o partículas potencialmente transportables por el aire.

Cuando obtuvieron los primeros resultados, los investigadores del IC3 crearon, en otoño de 2010, un prototipo para tomar muestras de aire a gran altura, junto a una empresa catalana.

En febrero de 2011, realizaron un muestreo aerotransportado en Japón, coordinado desde Barcelona en colaboración con la Universidad de Tsukuba y en la actualidad están llevando a cabo las analíticas en laboratorios de EEUU y Alemania.

Los resultados del estudio, que ha analizado la incidencia de la enfermedad de 1970 a 2008 en Japón -con casi 250.000 casos diagnosticados- y desde mediados de los años noventa en Hawai y San Diego (EEUU) -aunque con una menor incidencia-, han sido publicados en la Nature Scientific Reports.

El trabajo ha sido desarrollado por el científico Joan Ballester, investigador del IC3 y por Xavier Rodó, director de este organismo público sin ánimo de lucro con sede en Barcelona y que forma parte del Programa de Centros de Investigación de la Generalitat.