Aunque los españoles comen peor que hace veinte años, la mortalidad por enfermedad cardiovascular sigue siendo inferior a la de otros países del entorno, lo que los científicos explican en sus mayores niveles de colesterol HDL, el "bueno", que ejerce un efecto protector sobre la salud.

No obstante, el consumo de calorías es inferior al de hace dos décadas (una media de 2.542 diarias, en torno a 250 menos), pero la tasa de obesidad en este periodo ha pasado de un 17% a un 21%, debido a un estilo de vida más sedentario.

Estas son las principales conclusiones del estudio DRECE (Dieta y Riesgo de Enfermedades Cardiovasculares en España), una investigación que ha seguido la evolución de los hábitos alimenticios y su impacto en las enfermedades cardiovasculares en las últimos veinte años, dado a conocer hoy una en rueda de prensa.

Posteriormente, la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, ha presidido la presentación oficial del estudio en un acto en el que ha señalado que este tipo de trabajos "son la demostración más palpable del valor social de la investigación".

"Para tomar decisiones que sean efectivas en la protección de la salud de los ciudadanos necesitaremos más y mejor evidencia científica y nuevas herramientas de análisis", ha asegurado la ministra en su intervención.

Cerca de 5.000 personas de ambos sexos y de edades comprendidas entre los 5 y los 59 años (en origen) han formado parte del estudio, en el que han participado 52 centros de salud de toda España y más de 100 investigadores y que se ha desarrollado en cuatro fases.

Según ha explicado el doctor José Antonio Gutiérrez, presidente del Instituto DRECE de Estudios Biomédicos, es la única cohorte que ha sido seguida durante veinte años para valorar la evolución de la morbimortalidad cardiovascular y su asociación con las costumbres dietéticas.

Una de las conclusiones más relevantes es que los niveles de colesterol bueno son muy altas comparadas con otras poblaciones europeas, lo que puede ser la primera explicación por la que los españoles menores de 60 años tienen menos problemas cardiovasculares.

El doctor Miguel Ángel Rubio, del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, ha explicado que al comienzo del estudio se evidenció la existencia de una dieta mediterránea en la que se mantenía la alimentación tradicional.

Este patrón se ha modificado "ligeramente" en estos años, ya que ha disminuido el consumo de hidratos de carbono y ha aumentado el de derivados lácteos (quesos y natas) y, sobre todo, el de refrescos y bebidas azucaradas.

No obstante, los españoles mantienen aspectos positivos de la dieta mediterránea "muy difíciles de erradicar", como es la ingesta de aceite de oliva, que actúan como elementos protectores frente a las enfermedades cardiovasculares.

En este sentido, el doctor Agustín Gómez de la Cámara, de la Unidad de Investigación Clínica del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, ha hablado de la "paradoja española", ya que con los mismos factores de riesgo cardiovascular que otros países del norte de Europa o Estados Unidos, la morbimortalidad por esta causa es "llamativamente inferior".

Ello evidencia la existencia de "potenciales factores protectores", como son los condicionantes genéticos y la mayor tasa de colesterol bueno.

"La mortalidad en nuestro país no es un fenómeno estático", ha asegurado el doctor Gómez de la Cámara, quien ha señalado que la enfermedad cardiovascular va a pasar a un segundo plano y el cáncer se va a convertir en breve en la primera causa de muerte en la población española.

El doctor Gutiérrez ha llamado la atención sobre las diferencias regionales.

"En Andalucía, Canarias y Levante es donde peor se come" y concuerda "matemáticamente" en la mayor prevalencia de morbilidad cardiovascular, ha subrayado.