La cumbre de Durban, de la que será muy "difícil" que salga un nuevo acuerdo, sí deberá responder a cómo lograr un compromiso equilibrado de todos los países para frenar el cambio climático, concretada en una "hoja de ruta común" que sea operativa a más tardar en 2020.

La reunión de Naciones Unidas, que arranca mañana y acaba el 9 de diciembre, también habrá de contestar a una segunda cuestión clave: Cómo resolver la diferencia entre el objetivo perseguido de que el calentamiento global no supere los dos grados y los compromisos de reducción de gases declarados por los países, claramente "insuficientes", ha explicado a la prensa la secretaria de Estado de Cambio Climático en funciones, Teresa Ribera.

Los objetivos de reducción de gases contaminantes, sobre todo el CO2 derivado de la quema de combustibles fósiles, a los que se comprometieron los países en la anterior cumbre de Cancún (México) supondría un aumento de temperaturas de entre 3 y 3,5 grados. Durante la cita se seguirá trabajando en el "amplio" abanico de decisiones adoptado en México.