ADIÓS. Buen viaje y no vuelvas más. Muchos hemos despedido con esas palabras, el día 31 de diciembre, a los años 2008, 2009, 2010 y hace pocos días al 2011, que ya se nos fue (hay quienes creían que se quedaba). Y hemos recibido con esperanza e ilusión al recién nacido 2012, porque la esperanza y la ilusión es lo último que debemos perder, o al menos defender hasta el paroxismo. De todas formas, más vale que no leamos prensa, que no veamos televisión ni oigamos radio, porque entonces sí que nos tirarán por tierra nuestras ilusiones y esperanzas.

El día 24 de diciembre escuché con atención, con mucha atención e interés, el mensaje de S.M. el Rey de España, porque estaba convencido de que algo nos debía decir acerca de aquello por lo que estamos pasando y muchas personas sufriendo, así como qué esperanzas hay en 2012. Y no me equivoqué en mis pensamientos. "Llevamos varios años sumidos en una severa crisis económica y financiera cuyas causas complejas no son siempre fáciles de entender, pero cuyos efectos negativos son para todos evidentes. Para muchos, tristemente demasiado evidentes por su dureza". Esto nos decía Su Majestad nada más comenzar su discurso; y seguía: "Es una crisis que está llamada seguramente a modificar hábitos y comportamientos económicos y sociales". He tenido oportunidad de comentar estas palabras con personas que llevan en paro dos o más años, que ya no perciben ninguna ayuda oficial, que, en muchos casos, dependen de las ayudas de Cáritas o de otras entidades públicas o privadas para subsistir, además de patearse día a día por las mañanas empresas entregando currículos, y por la tarde otro tanto de lo mismo de casa en casa a ver si alguien necesita reparar un grifo, cambiar una lámpara de sitio o reponer un cable de luz quemado, entre otras "actividades" caseras. Y la respuesta que sobre ese discurso me daban era común a estas personas: "Todo eso ya lo sabemos... yo y todos los que están como yo; lo que esperábamos era algo de esperanza en nuestro futuro". Y añadían: "Porque eso otro que dijo, sé, sabemos todos, que el camino de la recuperación no será corto ni tampoco fácil, que exigirá sacrificios, ¿quiere decir que aún tendremos que hacer más sacrificios..., más todavía? Si ahora en mi casa desayunamos (no todos los días) un café o una infusión con una rebanada de pan (a veces de ayer), almorzamos un potaje clarito (no podemos echar al caldero muchas cosas) y cenamos un vaso de leche o un yogur (cuando hay), ¿tenemos que hacer más sacrificios? Bueno, sí, porque si seguimos así es posible que cambiemos el potaje clarito por una sopa de sobre".

Una de las frases del discurso que más me gustó y en cuyo contexto vengo insistiendo hace tiempo es: "Es cierto que, en una coyuntura como la que vivimos, los temas que requieren una solución prioritaria se agolpan ante nuestra puerta, pero si tuviéramos que destacar la máxima prioridad creo que ninguno dudaríamos en señalar la lucha contra el desempleo como objetivo último y cierto". Pero la lucha contra el desempleo no debe ser "objetivo último", sino totalmente prioritario y de inmediata toma de medidas para no solo frenar el incremento, sino comenzar a crear puestos de trabajo. La situación en que muchas familias están inmersas pasa por darles trabajo.

No dejo de ver pobreza entre nuestro pueblo. No dejo de ver rostros preocupados, compungidos, dubitativos. No dejo de ver rostros que me miran clamando ayuda, gritando soluciones para su desesperada situación. No dejo de ver en esos rostros los mismos que en mi niñez veía, como hoy, cada día, y eso pasaba en la España pobre, en la España de la postguerra... hace poco tiempo. Tal parece que hemos sido condenados de nuevo a la pobreza, aunque me resisto a asumir tal rol, porque lo que sí debemos recordar y recuerdo son las lecciones que aquella situación nos dio. Pero cuando leo ciertos titulares de prensa: "Estamos inmersos en una nueva época que bien puede calificarse como la de la desigualdad". O bien este otro que con tan pocas palabras transmite una inmensa preocupación:"Los nuevos pobres". Porque cuando hablamos de esos nuevos pobres nos estamos refiriendo fundamentalmente, y en concreto aquí, en Canarias, a los jóvenes. Y cuando leí este otro titular, no pude evitar preguntarme ¿por qué?: "Según la OCDE, la renta media del grupo del 10% más rico es aproximadamente nueve veces la correspondiente a la del 10% más pobre". Y me pongo a indagar y averiguo que en España es de casi doce veces la proporción.

No quiero ni pretendo transmitir desasosiego, amarguras ni preocupaciones iniciando el año. Simplemente me limito a analizar o transmitirles a ustedes datos que están ahí, como que"en España hay 1.500.000 hogares en los que ningún miembro trabaja y 500.000 sin ingresos".

A pesar de todo sigo esperanzado en que vamos a salir de esta; todos a una; mientras, compartamos, compartir es prioritario hoy, pero no solo con quienes de nuestra familia lo están pasando mal, sino con otras personas, otros hermanos que dependen de nuestra solidaridad para subsistir. Gracias.

Diocesana de Tenerife