El presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Emilio Lora-Tamayo, asegura que va a "costar mucho acomodar" el recorte presupuestario en la I+D+i, aunque intentará evitar consecuencias "irreversibles" en un campo en que "destruir es relativamente fácil" y construir, labor de años.

"Nunca se puede decir que no se puede aguantar nada más, pero la situación es muy difícil y nos va a costar mucho acomodar este recorte y no va a ser sin sacrificios de todas las partes", advierte Lora-Tamayo, quien afirma: "sería un utópico si dijera que aquí no va a pasar nada, esto efectivamente se va a notar. Esperemos que no se note de forma irreversible".

El nuevo presidente del CSIC, quien repite en el cargo casi una década después, se refiere así al recorte de 600 millones de euros en I+D+i anunciados por el Gobierno de Mariano Rajoy, unos recortes que, no obstante, no cree que provoquen un parón científico aunque sí exigirán de la "capacidad imaginativa" de los investigadores.

Lora-Tamayo enmarca en las políticas de austeridad estos recortes -"el principal escollo con el que nos tropezamos al arrancar"-, que afectan a todos los ámbitos, si bien recuerda que el CSIC ha perdido ya cerca de un tercio de su presupuesto desde 2008.

Este investigador confía en que se trate de una situación coyuntural. "Por mucho tiempo no la podremos soportar sin que se empiecen a notar algunos signos de degradación importantes", dice.

"Con esto tendremos que trabajar", según Lora-Tamayo, quien apuesta por "deslizar" o "demorar" el gasto en nuevas construcciones e iniciativas sin que "padezca por ello ninguno de los proyectos".

En esto "podemos apretarnos el cinturón", sin "tocar" programas "más dolorosos" como el de personal, un capítulo en el que además quiere garantizar las condiciones y la calidad en los centros para conseguir un "entorno suficientemente atractivo" para los científicos.

"No me preocupa excesivamente", asegura el presidente del organismo respecto a la fuga de cerebros. "No es que no me preocupe, sino que no me preocupa excesivamente en este momento. Lo que me preocupa es generar unas condiciones para que los investigadores hagan su trabajo con calidad y con una calidad comparable a los estándares internacionales", abunda.

Para Lora-Tamayo, los investigadores son "muy claros: se van al sitio donde pueden desarrollar su actividad. En eso no tienen fronteras". El reto es, a su juicio, que este trasvase de científicos no sea negativo para España.

Precisamente, expone que uno de los problemas del CSIC es la falta de flexibilidad en la contratación de investigadores, actualmente vinculada a la oferta pública de empleo. Se trata de "tener autonomía para poder contratar con los recursos propios generados".

Otro de los desafíos de esta nueva etapa del CSIC es conseguir una mayor implicación en el tejido industrial.

En este sentido, recuerda que su organismo lleva tiempo haciendo esfuerzos con resultados notorios para dedicar su actividad no solo a generar ciencia y conocimiento, sino que también trabaja para participar más en las aplicaciones de la ciencia en la industria.

"El divorcio" entre el mundo de la tecnología, la industria, la innovación y el conocimiento está superado por parte de los investigadores, quienes "no hacen ascos" a la empresa.

No obstante, Emilio Lora-Tamayo echa en falta mayor colaboración de la industria, si bien le consta que "también lo está intentando" y sabe que cada vez este sector es más consciente de que es en la ciencia donde puede encontrar el camino para solucionar los problemas.

A este científico no le preocupa que no exista en esta legislatura un ministerio de ciencia: "lo importante es que haya un cuerpo, llámese ministerio, secretaría de Estado u oficina de ciencia, que tenga bien identificado el sector".

Lo imprescindible es que, "esté donde esté", la ciencia tenga la "suficiente atención". En este sentido, el respaldo expresado por el propio ministro en su toma de posesión es un "buen síntoma".

Aunque no quiere poner nota a la etapa socialista, la considera positiva, pese a hay detalles con los que discrepa, como la falta de precisión de la ley de la ciencia, mientras que la ciencia española en sí misma le merece una nota "muy buena", aunque hay que incidir, insiste, en sus aplicaciones.