Miles de personas se concentraron hoy en el National Mall de Washington para participar en la "Marcha por la vida", una manifestación antiabortista que se celebra cada año desde hace 39, en protesta por la sentencia del Tribunal Supremo que consideró que el aborto es una cuestión del ámbito privado.

El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, afirmó ante los miles de manifestantes que trabajaría para "reparar el daño" que ha hecho la ley.

"Estamos prestando atención a la voz de las personas que se oponen abrumadoramente a que los fondos de los contribuyentes sirvan al aborto", añadió el presidente de la Cámara.

"Nunca he considerado ser ''pro vida'' como una etiqueta o una posición política, es sólo lo que soy", manifestó entre aplausos de los manifestantes.

Boehner aludió a las palabras del expresidente Thomas Jefferson al afirmar: "El Dios que nos dio la vida, nos dio la libertad".

"Estos dos principios fundamentales, la vida y la libertad, están entrelazados. Juntos forman el núcleo de nuestro carácter nacional y suponen el pilar de lo que el mundo espera de nosotros. Cuando afirmamos la dignidad de la vida, reafirmamos nuestro compromiso con la libertad y la propia libertad", agregó Boehner.

El 22 de enero de 1973, el Tribunal Supremo de EEUU dictaminó en el caso conocido como "Roe v. Wade" que una ley del estado de Texas violaba ciertos derechos constitucionales.

El caso había sido presentado por una mujer que cuestionaba esa ley, que sólo permitía el aborto en el caso de que la vida de la madre corriera peligro. En aquel tiempo, 30 de los 50 estados de EEUU tenían leyes similares a la de Texas.

A efectos prácticos, el dictamen 7-2 del Supremo significó el reconocimiento de que la decisión de una mujer a interrumpir su embarazo está protegida por su derecho a la privacidad.

El Supremo estableció que el Estado no puede prohibir el aborto en el primer trimestre, pero dejó abierta la puerta a que los estados impongan regulaciones a partir del segundo trimestre o incluso prohíban el aborto en el último trimestre, cuando el feto es viable fuera del útero.

En Estados Unidos, casi la mitad de los embarazos -más de tres millones al año- no son planeados y casi cuatro de cada 10 terminan en aborto, según el Instituto Guttmacher, un grupo de investigación a favor del aborto.