Dos neurólogos gaditanos se han propuesto llevar a cabo un estudio para demostrar algo que llevan tiempo sospechando: que ser miembro de una agrupación del Carnaval de Cádiz, es decir practicar sin descanso el ingenio, la memoria y el humor, protege de desarrollar la enfermedad de alzheimer.

Ésta ha sido una de las iniciativas más destacadas y curiosas que se han planteado en el XVI Curso Nacional de Enfermedad de Alzheimer que hoy concluye en Cádiz y en el que han participado especialistas del Grupo de Estudio de Neurología de la Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología.

En el curso, que ha llevado por título "Estimular el ingenio, reserva cognitiva y Alzheimer", los neurólogos del hospital Universitario Puerta del Mar Miguel Moya y Santiago Cousido han hecho una singular propuesta de estudio, justo cuando en el Gran Teatro Falla de Cádiz se desarrolla el Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas.

Estos dos neurólogos se han dado cuenta de que entre los mil pacientes que tienen en el registro de su hospital, no hay ninguno que haya formado parte de las chirigotas, comparsas, cuartetos o coros que participan en los carnavales, según ha explicado Pablo Martínez-Lage, de la Fundación CITA-Alzhéimer.

Tampoco han encontrado rastro de uno de ellos en los registros de pacientes de las asociaciones de enfermos de alzheimer de la ciudad, lo que ha apuntalado su sospecha de que esta actividad puede proteger de contraer la enfermedad.

Para confirmar esta idea van a realizar un proyecto y someter a miembros de las agrupaciones carnavalescas a pruebas, para compararlos con población que no haya tenido nunca la tentación de formar parte de una de ellas.

La hipótesis, según explica Martínez-Lage, no es descabellada porque formar parte de una agrupación carnavalesca exige estar todo el año sacando punta al ingenio para componer las coplas, entrenando la memoria para cantarlas, tener una actividad social continua con el resto de los miembros del grupo y aficionados, y tomar habitualmente con ellos un par de cervezas o vinos, algo que, según los médicos y siempre que sea con moderación, también ahuyenta la demencia.

En la actividad carnavalesca de las agrupaciones confluyen algunos de los factores que se consideran buenos como prevención, como el entrenamiento cognitivo, la integración social, el fenómeno lúdico y el consumo moderado de alcohol.

"Desde hace tiempo se sabe que ser intelectualmente exigentes es un factor protector contra la enfermedad e incluso hay estudios que han constatado que las personas con niveles educativos bajos tienen más riesgo de padecerla", dice Pablo Martínez-Lage.

"Ahora se ha sabido que, además de la actividad intelectual, las personas que han tenido más relaciones sociales, de amistad o incluso las que están casadas tienen menor riesgo", añade este especialista.

Pero, según piensan otras personas, hay otras formas de protección contra la enfermedad para aquellos que no se ven agusto disfrazados y cantando coplas, como ha asegurado en el mismo curso el periodista guipuzcoano especialista en ajedrez Leontxo Olasagasti García, quien asegura que este deporte tiene también las mismas propiedades.