Una niña que haya sufrido mutilación genital tendrá de por vida graves problemas físicos, además de un alto riesgo de padecer importantes complicaciones psicológicas, similares a las que soportan las menores víctimas de abusos sexuales.

Así lo explicó en una entrevista con Efe la doctora Elise Johansen, del departamento de Salud Reproductiva de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el día Mundial de la Tolerancia Cero contra la Mutilación Genital Femenina, que se celebró ayer.

"Varios estudios destacan el riesgo de complicaciones psicológicas a largo plazo, incluyendo depresión, estrés postraumático, desórdenes mentales y ansiedad similares a los que padecen las niñas que han sido abusadas sexualmente", afirmó Johansen.

La doctora subrayó que incluso las que nunca padecieron alguna de estas complicaciones sufrieron un dolor, una fuerza y una violencia que las obligó a mantenerse quietas durante la ablación, "lo que es un trauma en sí mismo". "Pero, sobre todo, las habrán privado de por vida del órgano más sensible de todo el cuerpo, el clítoris", apostilló Johansen.

La ablación femenina comprende todos los procedimientos quirúrgicos que consisten en la extirpación total o parcial de los genitales externos u otras intervenciones practicadas en los órganos genitales por motivos culturales o no terapéuticos.

"Hay muy poca investigación sobre la mutilación genital femenina y especialmente sobre los riesgos inmediatos para la salud, pero basándonos en los datos de los hospitales, se sabe que mucha niñas sufren hemorragias e infecciones, que pueden llegar hasta a causar la muerte", prosiguió.

Según la OMS, el tipo más común en este tipo de mutilación es la escisión del clítoris y los labios menores (en un 80 % de los casos), mientras que la más severa (15 %) es la infibulación, consistente en la extirpación del clítoris, los labios menores y parte de los mayores, seguida del cierre vaginal mediante sutura.

Las consecuencias perniciosas no se dan solo en el momento de la "operación", sino durante el resto de la vida. A largo plazo es causa de infertilidad, infecciones crónicas, relaciones sexuales dolorosas, así como causa de complicaciones durante el embarazo y el parto, tanto para las mujeres como para los recién nacidos.

"Se ha comprobado que la mutilación genital incrementa la prevalencia de determinados problemas sexuales, incluyendo dolor en el intercambio, disminución del deseo y merma del placer", comentó la doctora.

Johansen explicó que, según estudios no publicados, el 21 % de las mujeres que han padecido los tipos I y II de la mutilación genital -que consiste en la ablación del clítoris y los labios, pero no la sutura de la vagina- tienen hemorragias después del parto, y entre un 15 y un 98 % tienen que ser internadas en hospitales.

"Además, si ha habido una ablación, el riesgo de que el niño nazca con problemas o muera aumenta considerablemente. Se estima que entre uno y dos niños de cada cien mueren porque su madre fue mutilada en la niñez".