La tormenta solar, cuyos efectos se dejarán sentir hoy en la Tierra, entra dentro de la actividad normal de este astro y no tendrá mayores consecuencias que algún cortocircuito, el desvío de los aviones cuyas rutas pasen cerca de los Polos, o el aumento de la intensidad de las auroras boreales.

En declaraciones a Efe, Valentín Martínez Pillet, investigador del Instituto Astrofísico de Canarias (IAC), ha subrayado que "el sol no está cambiando ni haciendo nada que no haga siempre. Los que hemos cambiado somos nosotros que cada vez tenemos más tecnología susceptible de verse afectada y fallar por estas tormentas solares".

"El Sol sigue comportándose igual que en los últimos 3.000 millones de años", ha insistido.

El astrofísico se refería a la última tormenta solar que "a primera hora de ayer" lanzó una fulguración cuyos efectos llegarán hoy a la Tierra, "aunque en ningún caso hay que alarmarse".

Dicha fulguración, clasificada en el nivel X-5 (de veinte niveles), es de lo más intenso que se ha visto en este ciclo solar, que comenzó en 2010 y terminará en 2020 y que tendrá su momento más álgido en mayo de 2013.

Una fulguración -explica- provoca tres oleadas de efectos: una primera que viaja a la velocidad de la luz (tarda siete minutos en llegar a la Tierra) y que ioniza la atmósfera y provoca problemas en las comunicaciones por radio.

La segunda oleada tarda una hora en llegar a la Tierra y, de manera similar a la primera, también causan problemas en las comunicaciones radiofónicas.

Las últimas en llegar son las partículas "más pesadas, lentas y energéticas, que son las que producen más efectos y las que están llegando a la Tierra desde las 11:00 horas de la mañana de hoy".

No obstante, precisa Martínez Pillet, "en ningún caso estas partículas llegarán a la superficie de la Tierra porque el planeta está protegida por un campo magnético que hace de escudo y que impide que esa radiación llegue a la superficie de la Tierra y afecte a los humanos".

Lo que ocurre es que "el campo magnético redirige esa energía hacia los Polos y esa es la razón por la cual estos días habrá más actividad boreal".

Esta noche, de hecho, se podrían ver muchas auroras boreales y de intensidad importante en Noruega, Escocia, Suecia, incluso se podrían ver a la altitud de Nueva York.

Además, habrá que cancelar las salidas de los astronautas en la Estación Espacial Europea, y los aviones comerciales deberán alterar sus rutas para no pasar cerca de los Polos.

"Lo más grave que podría pasar sería que algunas ciudades norteñas tengan algún cortocircuito, sobre todo en Canadá, donde en la década de los cincuenta una tormenta solar dejó Quebec sin luz una semana".

Por su parte, el astrofísico del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA) José Carlos del Toro ha subrayado que las tormentas solares forman parte de la actividad normal del Sol, y que uno de los grandes retos de los astrofísicos es llegar a predecirlas.

En ese campo, la misión espacial Solar Orbiter de la Agencia Espacial Europea (ESA), que será lanzada al espacio en 2017, será un gran avance, ya que por primera vez permitirá ver de cerca los polos solares -donde tiene lugar el ciclo magnético de este astro que provoca las tormentas-.

El satélite Solar Orbiter recorrerá casi mil millones de kilómetros hasta la altura de Mercurio, lo que le permitirá tomar muestras del Sol desde una cercanía jamás alcanzada.

Este proyecto será esencial para comprender mejor el campo magnético del Sol, "pero aún se tardarán algún decenio en llegar a predecir las tormentas solares con una mínima fiabilidad".