Las más de 10.000 cartas recogidas en un proyecto para luchar contra el machismo en Ecuador con historias de violencia física y psicológica, además de un sinnúmero de abusos, denotan que el criterio de que las mujeres son inferiores tiene raíces profundas en este país andino.

"Cartas de mujeres", el proyecto que comenzó en noviembre pasado con el fin de transformar las relaciones desiguales, ha permitido que se rompa el largo silencio de víctimas que soportaron agresiones de sus parejas o de familiares, con dolorosas secuelas.

Las misivas, que se recibieron en buzones instalados en todo el país o salieron de talleres realizados sobre el tema, relatan historias anónimas que parten el corazón.

Cuenta una mujer que fue violada la primera vez por su tío a los siete años y a los 15 por el primo de su madre. Su drama continuó en un matrimonio en el que su pareja empezó a golpearla en el tercer mes de embarazo.

Otra reproduce en la carta el sinnúmero de veces que la autora inventó historias para justificar los moretones por de los golpes de su esposo médico y que una vez la pusieron al borde de la muerte.

"Un día llegó una prima a visitarme y yo estaba con el ojo morado. Ella me preguntó qué me había pasado, yo le dije que tropezando (sic) en la puerta y ella sonriendo me dijo ''yo también le decía eso a mi mami cuando mi marido me pegaba''", relató esa mujer, que finalmente denunció a su marido y no recibió apoyo de la justicia.

Las autoras de las cartas se valieron de un papel en blanco para ser escuchadas en un país en el que el 80% de las mujeres ha sido víctima de la violencia machista alguna vez, en forma de agresiones físicas o psicológicas, según el Plan Nacional de Erradicación de la Violencia de 2009.

Son historias de madres, hermanas e hijas que se dieron cuenta de que crecieron en lugares donde aquella violencia era considerada "normal" y por el hecho de ser "mujeres" habían aguantado insultos, castigos y discriminación.

Los impulsores del proyecto presentaron los resultados preliminares con motivo del Día Internacional de la Mujer, que se celebra hoy.

Más del 48% de las cartas hablan de diferentes tipos de violencia intrafamiliar y doméstica, dijo Cynthia Bodenhorst, coordinadora de comunicación de Onu-Mujeres para la región andina.

El resto, relató, se vincula con derechos económicos, temas laborales, acceso a cargos públicas, violencia política y psicológica. Varias narran también posiciones sobre la identidad y orientación sexual, y defienden el aborto seguro.

En las misivas, las mujeres repiten el deseo de que su experiencia pueda enseñar a otros la necesidad de movilizarse y de no aguantar en silencio y algunas revelan abusos que nunca le habían contado a nadie.

Los relatos dejan un claro mensaje: "hay que operar un cambio profundo y hay que cambiar los patrones culturales" para erradicar el machismo, dijo Ana Rodríguez, coordinadora del Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de Quito, uno de los impulsores del proyecto y donde se exhiben algunas de las cartas.

En las paredes del CAC también se cuelgan letreros que revelan injusticia en porcentajes, como que por el mismo trabajo los hombres aún cobran un 14% más que las mujeres en Ecuador o que el 68% de las mujeres han sufrido alguna vez acoso sexual o abuso sexual.

Rodríguez señaló que el testimonio que ofrecen las cartas facilitará la elaboración y aplicación de políticas públicas contra la violencia de género.

La iniciativa funcionó como una especie de catarsis para las mujeres que participaron, "pero en la gran mayoría de las cartas lo que se siente es que es un gesto colectivo", comentó Rodríguez, que reveló que esperaba un máximo de 5.000 misivas en el proyecto.

"Nos dimos cuenta que los problemas son enormes y denota la necesidad de las mujeres de participar y expresarse", comentó.

El proyecto continuará recibiendo cartas de mujeres y rompiendo su silencio.