Esta semana tendrá lugar un ritual ya conocido por todos, que es el de adelantar el reloj una hora para retornar al horario de verano, tal y como se realiza año tras año al comienzo de la primavera. Esto significa que los ciudadanos perderán una hora de sueño, lo que afectará los patrones de dormir de cientos de miles de canarios y causará un incremento de los accidentes laborales, tal y como se ha demostrado.

Para poner freno a estas consecuencias, el jefe de Servicio de Neurología del Hospital Insular, Rafael García, y el responsable de la Unidad del Sueño del mismo centro médico, Raúl Amela, presentaron ayer en rueda de prensa, en el Colegio Oficial de Médicos de Las Palmas, una serie de recomendaciones para evitar los perjuicios de la modificación horaria.

El neurólogo Raúl Amela advirtió de que "desde el punto de vista fisiológico, las implicaciones pueden ir más allá de una simple hora. Esto se debe a que los ritmos de sueño y vigilia están genéticamente determinados y no se corresponden exactamente con las 24 horas del día, sino algo más".

Eso implica, a juicio del doctor, que "nuestro reloj interno prefiere en lo posible dormir un poco más por la mañana y hace que sea más fácil trasnochar que acostarse pronto".

En lo que se refiere al ajuste de verano, "esa hora extra para ganar luz diurna por la tarde implica que la perdemos en la mañana".

Los datos que manejan los especialistas indican que esta circunstancia apenas tiene consecuencias para el 70% de la población, "aunque existe otro 30% que literalmente bosteza a lo largo de la semana y el ajuste normal, corregido habitualmente en uno o dos días, puede tardar hasta una semana".

Los doctores del servicio de Neurología y de la Unidad del Sueño del Hospital Insular explicaron ante los medios de comunicación que una de las consecuencias de esta prolongación en el ajuste del ritmo biológico es un incremento del riesgo de sufrir accidentes domésticos y laborales.

Tanto es así, que los especialistas hicieron referencia a un estudio científico que registró un aumento del 6% de los accidentes laborales durante los días posteriores al cambio de hora. Otra investigación reveló además que también aumentaban los casos de patologías cardiovasculares.

El doctor Amela enumeró una serie de recomendaciones para las personas más sensibles a este tipo de ajustes.

Entre otros consejos hizo hincapié en lo referente al consumo de café o bebidas con cafeína, "es mejor por la mañana y evitarlas por la tarde y noche, para no tener problemas a la hora de conciliar el sueño. Es recomendable, además, estar expuesto a la luz natural durante el día, preferentemente a primera hora de la mañana, ya que así se contribuye a reajustar nuestro propio reloj interno".

Durante la tarde y noche, el doctor recomienda evitar las luces intensas, incluyendo ordenadores y televisores.

Por último, Raúl Amela destacó que por encima de cualquier consejo es preciso que el ciudadano "mantenga una buena higiene de sueño. Esto incluye tener un lugar adecuado para dormir, que sea silencioso, cómodo y a la temperatura adecuada".

Una higiene que es preciso complementar durante estos días con un aumento del estado de alerta, dado que "la fatiga no avisa y puede hacer acto de presencia cuando estamos conduciendo o realizando actividades de riesgo. Por ello, ante cualquier síntoma o indicio de cansancio es preciso parar y recuperarnos".

El cambio de horario, con el fin de aprovechar al máximo las horas de sol, fue adoptado por la mayoría de los países europeos tras la Primera Guerra Mundial.

La Unión Europea reguló este ajuste horario en 2002, decretando el avance del reloj 60 minutos el último domingo de marzo. El objetivo de esta normativa no era sino la búsqueda de la optimización de los recursos energéticos de los países, tanto en el sector industrial, como en transporte y comunicaciones.